El Atlético, de la concentración al entrenamiento
Al término de la reunión mantenida hasta las dos de la madrugada del jueves con Jesús Hermida, éste señaló que se está en un Estado de derecho y que el Consejo Superior de Deportes no puede ni quiere mandar en una entidad privada como la Federación. Hermida, sin embargo, sí pudo dejar claro el donfo del conflicto: «Hay que exigir responsabilidades». El CSD va a buscar las fórmulas para controlar las gestiones de los directivos, las consecuencias de los endeudamientos y la vigilancia de presupuestos financieros. El Athlétic había llegado a Madrid a última hora de la tarde del jueves, en autocar, con la esperanza de que ese mismo día se resolviera todo. Cuando llegaron a Madrid supieron que las cosas se habían complicado, y ayer por la mañana llegaron a la conclusión de que no había nada que hacer. Clemente, el joven entrenador del histórico club, estaba muy disgustado ayer por la tarde: «Esto es duro para todos. Hemos entrenado ayer, hemos hecho un viaje en autocar, anoche estuvo escuchando la radio hasta las tres de la mañana y hoy llevo en pie desde las ocho, atendiendo llamadas de periodistas y esperando a ver en qué queda todo. Cuando hemos sabido que la AFE daba por terminadas las negociaciones y que los representantes de los clubes se iban cada uno a su punto de origen hemos visto que no había nada que hacer; así que hemos empaquetado todo y nos hemos vuelto a casa». El Athlétic se subió al autocar al mediodía, comió en Aranda de Duero y estaba en Bilbao a última hora de la tarde. «Claro que es un poco ridículo esto de hacer diez horas de carretera para nada, pero qué vamos a hacerle. En mi opinión, casi todo es negativo en este asunto. Lo único que veo salvable es la fuerte solidaridad entre los futbolistas, porque a los de Primera no les va nada en este asunto y están respaldando a los menos favorecidos. Si los de Primera no hubieran ido a la huelga a nadie le hubiera importado qué pasaba con los de abajo».
El Atlético, hasta la tarde
El Atlético de Madrid se había concentrado en El Escorial, su lugar clásico de concentración, que había abandonado Ja temporada pasada, en la que García Traid prefirió un hotel próximo a Barajas. Los jugadores del Atlético pasaron la mañana escuchando la radio, haciendo llamadas a la AFE y paseando. Pronto vieron que no había nada que hacer. Aguinaga es su representante: «Está claro que la Federación debe cambiar de interlocutores. Con los que hay ahora no va a haber acuerdo porque ellos no quieren. Nos han tomado el pelo ya muchas veces y no lo vamos a tolerar más». Carriega, un gallego con muchos años de fútbol, estaba francamente preocupado: «Ya anoche pensé que no había nada que hacer. Esto es fatal para todos. Mata el ritmo del equipo, aburre a la afición y crea entre los jugadores un espíritu difícil de controlar por parte del entrenador. Es evidente que no es lo mismo que si las cosas rodaran con normalidad. De momento, los que jugamos competiciones europeas nos presentamos a éstas con la desventaja de no haber jugado antes ningún partido oficial, y eso es peligroso. Me dicen que el Boavista es fácil, pero el Boavista no tiene por qué ser peor que el Rayo, y el Rayo eliminó al Athlético en la Copa el año pasado».
Había seriedad en todos los jugadores, especialmente en el momento de levantarse de la siesta y subirse en el autocar para bajar al Manzanares; pero no para enfrentarse al Athlétic, como pensaban en la víspera, sino para un entrenamiento. Sin embargo, todos se mantenían firmes en la idea de que había que resistir lo más posible. Incluso hubo uno que hablaba de irse a jugar a Estados Unidos o a México antes de aceptar una solución que no satisficiera las reivindicaciones de los jugadores.
En el club había seria preocupación. Carrascosa, gerente, llevaba muchas horas a la espera de saber si había que abrir las taquillas o no: «De momento hemos perdido el dinero de la estancia de los jugadores en El Escorial, los anuncios del partido en la Prensa y los carteles. Lo de televisión no lo perderemos, porque sea cuando sea, la Liga empezará con este partido, pero lo que ya está claro es que la taquilla no será alta».
El Rayo cierra sus instalaciones
Por otra parte, el Rayo decidió ayer una medida de fuerza contra sus jugadores: el cierre de sus instalaciones. En nota hecha pública ayer por la directiva rayista, se justificaba tal decisión con el argumento de que «el tener abiertas dichas instalaciones ocasiona unos gastos que el club no puede soportar».
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