Polonia, en "La clave"

Un debate en directo y en La clave sobre Polonia exige que una televisión única y estatal como la nuestra se esfuerce en proporcionar al público el mejor programa posible. Y más, si se tiene en cuenta que la televisión de los viernes decrece en interés a medida que avanza la noche y se emite, por la primera cadena, ese refrito barato y narcisista que se titula El actor y sus personajes. Pero La clave ya no es aquel programa fronterizo en el que se podía sintonizar con todos los temas y opiniones que Televisión ignoraba. No lo es porque se está adocenando en la improvisación e irregular selección de temas y personalidades. Y no lo es porque los temas españoles se omiten puntualmente (el aceite de colza por ejemplo, abordado muy superficialmente en el debate sobre epidemias).

Televisión Española vuelve a necesitar programas fronterizos en estos meses en que los telediarios de sobremesa y noche recobran su pasado oficial y paragubernamental. Una información vigilada por el poderoso aparato de fontaneros que vienen precisamente de la Secretaría de Estado para la Información y que han sido adscritos al Ente Público.

La Televisión casi nunca ha tenido voluntad de ofrecer el mejor programa posible. El tema del debate merece que se programe alguna película más actual sobre Polonia, cualquiera de las últimas del mismo Wajda, como El hombre de mármol o El hombre de hierro, justo ahora que se exhibe en Venecia la última obra de Zanussi, De un país lejano.

Los esfuerzos económicos de Televisión Española -una empresa que todavía consume el 75% de su presupuesto en gastos de personal- tienen que reflejarse en la programación, que es su objetivo último. Ahora que Televisión Española ha decidido pagar hasta quince millones de pesetas por un partido de fútbol televisado, también se puede exigir una programación de mayor calidad y con menos bustos parlantes.

Aun así, la película de La clave, que se emite hoy, Cenizas y diamantes (de Wajda, 1958), es un buen ejemplo del cine polaco, pero si en otros debates sobraban políticos, es posible que en el de hoy haya demasiados periodistas españoles.