El nuevo "Flyer" encabeza la regata alrededor del mundo
A los tres días de la salida de la III Regata Alrededor del Mundo, la incógnita sobre las posibilidades de los veintiocho barcos participantes continúa siendo la nota dominante. Si en una prueba de tanto recorrido -sólo en la primera etapa, hasta Ciudad del Cabo, serán unos 13.000 kilómetros- ya resulta difícil calibrar las posiciones según los distintos rumbos escogidos, la novedad de la mayoría de los barcos, construidos especialmente para esta ocasión, impide conocer tan pronto más datos. El nuevo Flyer, de Cornelius von Rietschoten, ganador de la última edición, parece mantener la cabeza de la flota, que tomó el sábado, en Portsmouth, a la altura de las Azores. El barco español sigue en una posición intermedia.
Aunque los barcos participantes en la vuelta al mundo están obligados a notificar su posición por radio a la organización dos veces por semana, una de las grandes emociones de este tipo de regatas de altura está precisamente en la incertidumbre sobre las posibilidades reales de cada uno. A las limitaciones o aciertos estrictamente técnicos deben unirse las fundamentales condiciones meteorológicas, que a veces pueden cambiar bruscamente, en contra de los partes oficiales, con lo que un rumbo escogido, teóricamente favorable en principio, acaba resultando fatal. La cabeza de la flota fue tomada rápidamente ya en la salida de Portsmouth por el Flyer, construido especialmente para esta regata por su propietario, el millonario holandés Von Rietschoten. Vencedor en la anterior edición, con un tiempo de poco más de 134 días, patroneando el anterior Flyer -ahora Alaska Eagle-, se impuso también en la actual primera etapa -n menos de cuarenta, tras una dura pugna con el Kings Legend británico. Su planteamiento ahora, en cualquier caso, es muy distinto, pues el nuevo barco es bastante mayor y, por su rating, o coeficiente, según sus características, deberá aventajar al Alaska Eagle, el ex Flyer, en 91 horas, es decir, casi cuatro días, para superarle en tiempo compensado.
Las posiciones más adelantadas a los tres días de regata apenas estarán llegando a la altura de las Azores, sin haberse separado más que lo justo de la costa española y portuguesa para encontrar el mejor viento. El Licor 43, español, que salió en una posición intermedia, tenía previsto pasar a unas sesenta millas del cabo Finisterre, pero dependiendo siempre de las condiciones meteorológicas. Ellas también impondrán el paso por las Canarias, inicialmente pensado, según el navegante Tomás Gallart, entre las islas de La Palma y Gran Canaria. La llegada al archipiélago se hará, aproximadamente, al cumplirse la primera semana de regata, y a partir de ahí, procurando no separarse tampoco demasiado de la costa africana, será la gran lucha contra los anticíclones y la falta de viento.
Responsabilidad
El barco español, que salió con una gran moral y la responsabilldad que puede suponer su actuación para la vela española de altura -la ligera ya ha demostrado su categoría con múltiples títulos mundiales, y hasta con medallas olímpicas-, cabe señalar que no desmerece, en principio, con el resto de participantes. Pese a contar con un presupuesto muy ajustado en comparación con la mayoría francesa, británica y nórdica, la afición lógica por una aventura que cualquier amante de la mar querría realizar alguna vez ha suplido con creces posibles deficiencias. El Licor 43, por ejemplo, no tiene en su interior los lujos del Euromarché -cadena de supermercados franceses-, del astro Eric Tabarly -cuyo protagonismo no baja de su calidad-, pero se han cuidado escrupulosamente hasta los más mínimos detalles y tampoco se han regateado esfuerzos en cuestiones imprescindibles. No se le pudo poner un timón colgado, sin alerón en proa, que tiene más sustentación y ofrece menos resistencia que uno con él, porque tendría que haberse colocado de titanio, cuyo precio resultó inaccesible, pero dentro de los sistemas de comunicaciones lleva un decodificador morse, que será fundamental para conocer los partes meteorológicos en el Pacífico y el Indico. Según su rating, el barco español, en cualquier caso, deberá sacar en la primera etapa ventaja a dieciocho barcos para clasificarse por delante. Desde seis días y veinte horas al más pequeño de la flota, el Bubbiegum, británico, que con trece metros de eslora y sólo seis tripulantes afronta casi un imposible, hasta poco más de seis horas precisamente. al Alaska Eagle, comprado por el multimillonario norteamericano Neil Bergt, propietario de multitud de negocios, a Von Reitschoten. El Gauloises III, francés, en cambio, será el primero de los once participantes que deberá aventajar al Licor 43 en hora y cuarto; el Flyer y el United Friendly, en más de tres días y medio, y el FCF Challenger, en casi cuatro.
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