Habrá conflicto por el tema de los extranjeros
La posibilidad de que los clubes de Primera División puedan adquirir dos extranjeros para la temporada 1982-1983, lo que será estudiado por una comisión de aquí a noviembre en algo que se ha dado en llamar reunión vinculante -es decir, un acuerdo de reunión oficiosa tendrá el mismo valor que un acuerdo de asamblea-, va a enfrentar claramente a estos clubes con la Federación Española. Esta, principalmente a través de Raimundo Saporta, se niega a aumentar el número de jugadores venidos de fuera. La Asociación de Preparadores, que nació en la oposición, cayó definitivamente en manos del poder y se identifica con el organismo federativo.
Una vez más la democracia brilló por su ausencia en la asamblea, y pese a que hubo mayoría de clubes que votaron sí a los dos extranjeros, la mesa se opuso, y todo se acabó. Barcelona, Real Madrid, La Salle y Cotonificio fueron los que se opusieron al aumento del cupo de extranjeros. Azulgranas y madridistas saben perfectamente que sus plantillas son muy superiores a las del resto de los equipos, y no les interesa que ningún otro se refuerce para evitar la competencia. La Salle sigue la política que durante muchos años llevaron a cabo Joventut y Estudiantes, y no es partidario de los extranjeros. El Cotonificio obtiene buenas clasificaciones tal y como están las cosas, y no le es rentable que cambien, sobre todo si se tiene en cuenta que una nueva adquisición le subiría el presupuesto.El resto de los clubes, a la vista de cómo está el mercado nacional -muy encarecido-, han visto que el único camino para -por lo menos- asegurarse los triunfos en casa es con extranjeros, muchos de ellos más asequibles económicamente que los jugadores españoles. En este sentido hay que apuntar que, lógicamente, cada uno tiene sus razones, y es muy difícil decir quién tiene razón. Al Madrid, por ejemplo, una vez que ha reunido una excelente plantilla, no le interesaría fichar un segundo extranjero. Esto quitaría minutos de juego a dos hombres que necesitan estar mucho tiempo en la cancha: Fernando Romay y Fernando Martín, que bajarían en su rendimiento al saber que los domingos jugarían, pero que los jueves irían al banquillo. Además, se haría más difícil la conjunción del equipo. Doctores tiene la Iglesia, y Lolo Sainz sabrá qué es lo que más le conviene, pero no se debe olvidar que si los blancos prescinden de ese segundo extranjero y del segundo entrenador, el ahorro no será nada despreciable, y las arcas baloncestísticas del Madrid necesitan un poco de austeridad.
Raimundo Saporta fue el hombre que desde la mesa defendió a ultranza el que no se aumentase el cupo de extranjeros, porque, según él, eso perjudicaría a la selección. Llegó a emplear la palabra patriota en una de sus intervenciones, que no fue muy bien acogida., El deporte, y concretamente el baloncesto, está lleno de casos en los que los hombres cambian sus criterios, o, al menos, sus posturas. Tamames no actuaba en las asambleas lo mismo cuando representaba al Canoe que ahora; Laso reconoció que ahora está en un club teóricamente de los de en medio, y le interesaba lo de los dos extranjeros, más que como seleccionador sub-23.
Saporta, defensor de la selección
En este momento el caso más claro en esto del cambio de actitud se centra en la figura de Raimundo Saporta, el hombre que llegó a conseguir que el Madrid tuviera en la cancha al mismo tiempo a cuatro extranjeros, dos de ellos nacionalizados. No hay que olvidar que el pionero de traer extranjeros y, sobre todo, de nacionalizarlos en plazos mínimos, fue él. No parece correcto que ahora, que es mandatario de dos equipos de Primera B, se oponga al deseo de unos clubes que se gastan sus millones, que tienen sus sufrimientos y que a cambio no reciben ninguna satisfacción de ningún tipo de la Federación. Lo único que le disculpa es su postura honesta en defensa de un seleccionador que le es fiel.Tal y como están las cosas, los clubes de Primera deben gozar de total independencia y disputar la competición como ellos decidan. Con los presupuestos que se barajan, la Federación no puede inmiscuirse ni establecer unas normas que tienen, por un lado, cariz de paternalismo, y, por otro, de amateurismo, del que a la vista de los últimos fichajes ya no quedan ni las siglas. La FIBA pretende mantenerlo, pero últimamente se está encargando de abolirlo el propio Comité Olímpico Internacional, a través de su presidente, Juan Antonio Samaranch, que intenta al menos llamar a las cosas por su nombre.
La Asociación de Preparadores, oficialista
El tema viene de atrás. Ramón Bravo, que nació en la oposición como presidente de la Asociación de Preparadores, durante tiempo claramente enfrentada a la Federación Española, ha pasado a formar parte de la misma. Poco a poco el poder intentó captarle para evitar tener oposición (a esta Federación le molesta, diga lo que diga, cualquier tipo de oposición, y la prueba está en que Segura de Luna manifestó que le hubiera gustado ganar incluso por más diferencia en las elecciones). Y lo logró a través de un juego un tanto maquiavélico, pero que no deja de ser inteligente. Bravo se marchó, dijo que se habían perdido los nuevos estatutos para evitar las elecciones, y dejó a su hombre de confianza al frente de la Asociación.La oposición lucha ahora por encontrar esos estatutos y se ha descubierto que llevan mucho tiempo aprobados. La Asociación no tiene inconveniente en reconocer que se trataba de un error y que convocará esas elecciones. Para eso ha esperado a que todo se fuera arreglando a su modo y semejanza, y a encontrar un hombre oficialista, Máximo de Martín, que, salvo error u omisión, será el nuevo presidente de la Asociación; mientras, el sucesor de Bravo en la presidencia, Martín Caño, ha pasado a formar parte del comité técnico con él.
El que quedaba fuera del engranaje era Manolo Villafranca, hasta ahora presidente de ese comité técnico, pero de la misma saga. Villafranca ha salido -así hablan de una renovación que no es tal- y pasa a entrenar al Canoe, del que vuelve a ser hombre importante Juan Tamames, presidente del comité técnico de la Federación. El Canoe, por cierto, no tuvo el menor pudor en que varios de sus hombres levantaran los brazos a la hora de hacer una votación en la que sólo les correspondía un voto.
Discriminación femenina
Haciendo gala de su tono paternalista, la Española se opuso a la propuesta de que también hubiera extranjeras en la Primera División femenina. No se entiende tampoco la postura desde ningún punto de vista. Por un lado, privan a los clubes de una libertad que les pertenece; por otro, nadie ignora que ya empiezan a barajarse cifras importantes entre las jugadoras españolas, con traspasos y demás. En este sentido, Fausto Rodríguez del Coso, elegido por los clubes femeninos para que les represente en la Española (lo que no quiere decir, ni mucho menos, que sea directivo de la misma), hizo una propuesta de que hubiera total libertad para los fichajes de las jugadoras por parte de uno u otro club, mediante el pago de un traspaso en atención a la categoría de la misma.Rodríguez del Coso -que ya tuvo una feliz intervención que quedó sin contestar, cuando preguntó qué pasaba con el dinero de las licencias de los entrenadores, que debería ir a parar a la Asociación, pregunta que no se volverá a plantear al pasar la Asociación a manos del poder- fue escuchado, y su propuesta, con verdadero talante liberal, fue esta vez tomada en cuenta.
Barcelona-Real Madrid, la guinda
El día 18 de octubre dará comienzo la Liga, en la que si nada cambia y no pasa algo raro, Barcelona, actual campeón, y Real Madrid, muy bien reforzado, deben distanciarse y llegar solos a la recta final. El bombo ha querido que el último partido de Liga sea el que ambos disputen, el 18 de abril, en el Palau Blau Grana. Es la guinda que faltaba a la encendida polémica que se vive en el baloncesto, en torno a la cual se ha producido -pese a la paliza de Segura de Luna a Gasca- un despliegue informativo lejos de lo habitual. El poder se ha movido con fuerza.En el Palau se pueden batir todos los récords si, como se presume, los blancos llegan con dos puntos de ventaja. El triunfo azulgrana llevaría a un encuentro en cancha neutral, en el que el organizador puede hacer su agosto, salvo que las premisas que ponga la Española sean tan exigentes como las que utiliza para conceder la organización de la final de Copa. Tanto por lo que se refiere al poder, como a la oposición, lo que sí es cierto es que el baloncesto puede decir aquello de «ladran, luego cabalgamos».
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