Máximo Cajal,
embajador, ofreció ayer un cóctel para despedirse antes de abandonar Madrid con destino a Nueva York, donde ocupará el consulado general de España. Entre los asistentes, afectuosamente atendidos por el nuevo cónsul y su esposa, Beatriz de la Iglesia, se encontraban el secretario de Estado para Asuntos Exteriores, Carlos Robles Piquer; el subsecretario Joaquín Ortega y otros compañeros de la carrera diplomática, como Jaime Ojeda. Algunas personalidades del socialismo como Miguel Boyer y Elena Arnedo, y del periodismo completaban la nómina de amigos.
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