María Tena.
Los monjes trapenses de Jerez, llevados por su respeto inquebrantable a las tradiciones, han provocado, involuntariamente quizá, un nuevo conflicto entre la Iglesia y el Estado. Todo ocurrió ayer, cuando un grupo de altos responsables de la Dirección General de Bellas Artes visitó la cartuja que los citados monjes tienen en la ciudad andaluza. Cuando María Tena, Jefa del Gabinete Técnico del director general, Javier Tusell, trató de cruzar el umbral de la puerta de aquel lugar de silencio halló la más estricta oposición de los que guardaban tales puertas. La razón, que es una razón prehistórica, estaba en el carné de identidad de la funcionaria ministerial. Javier Tusell estaba bastante molesto por esta prohibición, que él no se esperaba, y ha asegurado que piensa hablar con las autoridades eclesiásticas, las cuales podrían intervenir para que casos como éste acabaran para siempre.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.