_
_
_
_

El Barcelona sentenció la eliminatoría en Vallecas

El Barcelona sentenció la eliminatoria con el Rayo en Vallecas. Tras pasar serios apuros en la primera media hora de partido, un gol inesperado de Estella desinfló al cuadro rayista y proporcionó la tranquilidad precisa a la defensa azulgrana. descolocada y sin sitio hasta entonces. La rapidez de Estella ante el marcaje de Benito resultó fundamental y alteró en 180 grados el rumbo del encuentro. Schuster llegó a tiempo a Vallecas y, aunque no arriesgó demasiado, esta vez le dio, al menos, por trotar y acreditar su innegable calidad en ocasiones.Con el recuerdo de que con rapidez se había fulminado al Atlético en la anterior eliminatoria, el Rayo salió lanzado también ante el Barcelona intentando repetir la historia. Y lo cierto es que a punto estuvo de lograrlo de no haber fallado a última hora en los metros finales. Incluso puede echar parte de culpa a la fortuna, que se alió con el equipo azulgrana en un disparo de Benito que pegó en el travesaño, con Artola ya batido. Ya antes, Díez, Robles y Marian, por dos veces, habían llevado peligro al área barcelonista, entre el entusiasmo de una hinchada que comenzaba a creer en el nuevo milagro.

Fueron unos minutos de magnífico fútbol rayista, que nacía en Robles, y que tenía continuidad en la velocidad de Díez y, sobre todo, en la habilidad de Marian. Por ahí se intuyó que podía resolverse el encuentro a favor del Rayo. Olmo no es lateral y sigue sin la soltura precisa para vigilar de cerca a un extremo, y Migueli tampoco parece el hombre más adecuado -cuestión de cintura- para frenar a un Marian que le desbordó con demasiada frecuencia en esa media hora de locura vallecana.

Si tácticamente ahí quedaban reflejados los errores de Helenio Herrera, el fallo decisivo iba a corresponder a Eduardo González, que esta vez no acertó a colocar el marcaje más adecuado a un jugador de las características de Estella, en continuo desmarque y con gran velocidad. Pendiente Fraile de Schuster, y Robles emparejado con Zuviría, quedaba Benito para taponar a Estella. Benito es un jugador con buen manejo del balón, con cierta capacidad para subir arriba en busca de los puntas y voluntarioso en su labor de contención, pero excesivamente lento. A Estella lo convirtió casi en supersónico.

La suerte azu1graná radicó en que cuando más desbordado se veía, Estella encontró hueco por donde meterse. Entre eso y el despiste defensivo que propiciaban los cambios de posición de Simonsen, Ramírez y Esteban llegó el gol y el cambio radical en la fisonomía del partido, casi al estilo Hulk. El Barcelona se creció, y el Rayo se apagó y acusó el golpe, máxime cuaildo ya venía tocado en su moral desde el domingo en Castellón.

El segundo tiempo sólo tuvo ya color azulgrana, aunque el equipo barcelonista nunca llegara a pasarse en exquisiteces -no es su costumbre-, pese a los dos nuevos goles. Schuster, que se había movido con su conocida comodidad, comenzó a verse más libre y lanzó a Simonsen y Ramírez con precisión. El alemán parece programado en tres fases. La primera consta de limitarse a dar una vuelta por el césped para ver desde buena posición el partido, tal como hizo en el Bernabéu. ante el Castilla. La segunda es trotar un poco y dejar ver que es un formidable jugador, aunque con cuentagotas, lo que realizó ayer en Vallecas. Y la tercera es jugar a tope, como suele hacer en la selección, excepción hecha, al parecer, del último partido contra Brasil. Lattek tiene trabajo psicológico con él.

El gol de Simonsen y, por supuesto, el otro de Estella llegaron así entre la frialdad técnica azulgrana y la desilusión de un Rayo entregado en espíritu, aunque siguiera buscando encauzar cuando menos el tópico del gol del honor, que no pudo conseguir. Al amparo del resultado, la zaga azu1grana terminó asentándose, y el técnico vallecano concedió descanso a Marlan y Paco para reservarlos ante el choque liguero del domingo en Vallecas, donde el equipo va a jugarse el ascenso. Para el Rayo, la nota positiva fue la reaparición de Diez en el extremo, que esta vez puso ganas y no se arrugó. Diez comenzó la temporada de forma espléndida, pero luego una lesión le apartó del equipo y le volvió reservón incluso en los entrenamientos.

En definitiva, eliminatoria resuelta para el Barcelona, que encontró el gol salvador cuando no lo esperaba, y que a partir de ahí sí supo imponer ya su fría superioridad sobre el Rayo.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_