Santiago Carrillo
tuvo que creer el pasado viernes en las irónicas jugadas que la realidad puede jugarle a la ficción. El pasado viernes, mientras estaba reunido con sus compañeros del PSUC, en Barcelona, contempló cómo se iba la luz y se producía un apagón. Primero hubo estupor y después se produjeron risas, según informa Alfons Quintá. El estupor y las risas fueron provocados, además de por el apagón, que no duró tanto como el famoso de Nueva York, por Manuel Vázquez Montalbán, en cuya novela Asesinato en el comité central se produce un atentado mortal contra el dirigente, de ficción, Fernando Garrido. La provocación del escritor fue, por supuesto, indirecta. Su novela acaba de publicarse y el argumento está fresco. El buen humor con el que se acogió la coincidencia, afortunadamente leve, fue subrayado después por uno de los reunidos con estas palabras: «Las relaciones entre el PSUC y el PCE son malas, pero aún no tanto». Otros bromistas añaden que quizá en la próxima reunión Carrillo vaya provisto de una linterna, por si acaso.
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