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El Madrid tuvo que plegar sus banderas

El Madrid cantó prematuramente el alirón y después tuvo que plegar sus banderas y regresar cariacontecido a casa. Terminó el partido sintiéndose campeón, pero llegó a la ducha con el mazazo del gol de Zamora y sin título. En Valladolid se jugó un partido sin exquisiteces, con mando del Madrid y mucha atención a los transistores, y una vez finalizado el mismo corrieron noticias confusas, entre ellas que había terminado el de El Molinón en 2-1 y la del tercer gol del Spórting, por lo que los madridistas se sintieron campeones.El partido empezó mal para el Madrid. A los tres minutos, un centro desde la derecha es seguido de fallo de Agustín, que estuvo muy inseguro toda la tarde, y de cabezazo en propia meta de Sabido, que saltó desequilibrado en compañía de Joaquín. El árbitro interpretó que había existido empujón, y lo anuló. Entonces pudo verse que el público autóctono de Zorrilla, mayoría frente a los muchos madridistas, estaba del lado de la Real, porque se coreó el «¡Así, así, así gana el Madrid!». Y poco después, cuando ya empezaba a controlar el partido, llegó la noticia del gol de Kortabarría, de penalti, que la megafonía del estadio hizo conocer al público, y que fue acogida con una fuerte ovación. Pes Pérez llamó al delegado de campo y le hizo saber que en el futuro no podían darse noticias del partido de El Molinón por los altavoces, porque las normas lo prohibían.

Pasó entonces el Madrid diez minutos de desconcierto, en los que pudo tomar algún gol, pero, poco a poco, se fue tranquilizando. El Valladolid dejaba a un solo hombre en punta, Joaquín, con Sabido, pero casi todos los centrocampistas se incorporaban de cuando en cuando al ataque: Borja y Pepín, por la izquierda, tapados por García Cortés y Stielike; Jorge, por la derecha, perseguido por Camacho, y Moré y Gail, por el centro, controlados por Del Bosque y García Hernández. Jorge, el más peligroso de todos ellos, fracasó durante todo el partido en su duelo con Camacho, que no le dejó tocar el balón y se fue muchas veces hacia arriba, algunas con gran peligro; Pepín corría de un lado a otro con Stielike, sin conseguir nada productivo, y Moré y Gail, algo más atrás, trataban de armar el juego sin acercarse tanto al área.

Mayor firmeza defensiva

El Madrid, pasados esos diez minutos tras el gol de la Real, ganó una total firmeza atrás y en la media, zona en la que Stielike, Del Bosque y Camacho hicieron un partido espléndido. Arriba, Santillana se batía bien, pero la mala tarde de García Hernández, el más ofensivo de los centrocampistas, y el pobre juego de Juanito e Isidro dejaron al Madrid con poco ataque. Todo lo hacía bien el Madrid menos la llegada a puerta, resuelta a veces con centros altos, que ganaba casi siempre Gilberto, y otras con intentos de colocar en posición de disparo a García Hernández, pero las tres ocasiones que mejor se encontró para hacerlo tuvo que rematar con la derecha.

Llegaba el descanso y el Madrid no lo veía nada claro, cuando un saque largo de Agustín se transformó casi milagrosamente en gol de Santillana, tras despeje hacia atrás de Richard y choque entre Gilberto y Fenoy. A esto se unió la noticia del empate en El Molinón, y los madridistas pudieron pensar que todo era posible. De salida, tras el descanso, Paquito colocó a Rusky (delantero) por Pepín, para jugar con más ataque, y el Valladolid salió con más bríos. A eso se unió la noticia del segundo gol del Gijón nada más comenzar esta segunda parte, y el Madrid, que con esos dos resultados era campeón, se atontó, dio facilidades y pasó una fase mala, de entregas equivocadas, falta de confianza para ir hacia arriba y huecos atrás, que dio como consecuencia varios sustos y el golazo de Moré.

Hizo falta este gol para que el Madrid se recuperara. Otra vez aguantó bien el balón y recobró tranquilidad para ir arriba a buscar el desmarque con Camacho, García Navajas o quien fuera. Stielike y Del Bosque se crecieron, García Hernández funcionó mejor, Isidro desahogó por la banda derecha y parecía lógico que llegasen los goles, a pesar de que Juanito aportaba poco. Para facilitar más las cosas, se lesionó Gilberto cuando ya Toño había sustituido al inoperante Borja, y no había lugar a cambios. Un poco después también empezaría a renquear Santos. Gail se echó atrás para jugar de libero, y el Valladolid quedó a merced de los madridistas.

Triunfalismo madridista

El final del partido hizo que el triunfalismo madridista fuera in crescendo. Gol de Santillana, y la Real seguía perdiendo. Entra Pineda por Isidro, agotado. Gol de Stielike, y la Real seguía perdiendo. Y entra, a un minuto del final, cuando ya todo el mundo miraba más al simultáneo que al balón, Miguel Angel, a quien Boskov quiso premiar de su callada y sufrida suplencia, de sus consejos a Agustín en los momentos difíciles, haciéndole ganar la Liga como capitán. Fin del partido y la Real sigue perdiendo. Hay noticias confusas, porque Juanito ve el tercer gol del Valencia y se le adjudica al Spórting, y todos saltan de alegría. Después, el hombre del marcador juega con el simultáneo y les hace creer que en El Molinón todo ha terminado. Juanito se pone de rodillas, para bajar a la ducha así, en cumplimiento de una promesa, cuando llega la noticia del gol de Zamora.

Juanito no quiso felicitara la Real

El mazazo es tremendo, y los aficionados tienen que enrollar cuidadosamente sus banderas mientras los jugadores bajan a la ducha cariacontecidos. Algunos, como Stielike y García Navajas, lloran. Luego llegan las declaraciones, en las que el Madrid se mostró como un brillante perdedor, a excepción de Juanito. De Carlos asegura: «Ha sido una gran noticia para el fútbol, porque la Real es un club que trabaja bien y merecía esto. Además, se han borrado las suspicacias». El presidente tenla un teléfono preparado desde el que inmediatamente telefoneó a Orbegozo. Boskov se condujo igual: «Cuando un equipo hace un trabajo serio, no puede perder la Liga dos años seguidos. El trabajo de la Real merece este premio. Estamos decepcionados porque el gol ha llegado cuando ya nos sentíamos campeones, pero hay que felicitar a la Real. Ellos tienen calidad y trabajo serio». Los jugadores se expresaban de una manera parecida, salvo Juanito: «No felicito a la Real porque ellos no nos felicitaron a nosotros el año pasado. Además, hemos terminado empatados».

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