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Pocas novedades y sorpresa en el Banco Central

Esta breve semana ha presentado como característica general su escaso interés, en contraposición a la inusitada expectación que había despertado, sobre todo por las posibilidades de sorpresa que planteaban los comportamientos de Iberduero y el Banco de Santander.Por contra, la sorpresa de las dos ses iones la dio el Banco Central, quien protagonizó una espectacular subida el miércoles, la sesión de cierre, mientras que los especialistas, un tanto desorientados por la brusca mejora de los precios de las acciones de esta entidad, se deshacían en explicaciones sobre las posibles razones del despegue de la segunda entidad bancaria del país.

La oferta de canje de acciones Central, al cambio de Bolsa, por acciones del Banco de Granada, junto con la próxima ampliación de capital que el Banco Central tiene anunciada para dentro de un par de meses, eran los argumentos que se barajaban con mayor profusión, entre un colectivo de habituales desorientados que no acababan de dar crédito a lo que marcaba el tablero de cotizaciones.

El Santander continuó sin defraudar a sus incondicionales, quienes incluso con un día de antelación habían indicado que el 341% era el cambio con el que el banco montañés cerraría sus operaciones el miércoles, fecha que además coincidía con la de cierre del período previo al canje de sus bonos de la emisión de octubre pasado por acciones de la propia entidad.

Iberduero consiguió mejorar 1,75 puntos

En el caso de Iberduero, la otra vedette de las reuniones, aunque por razones bien distintas, se produjo una reacción en su cotización el propio miércoles, que tuvo bien poco de espontánea. En esa sesión, aprovechando la escasa presencia de ordenantes, se llevaron a cabo unos ejercicios de prestidigitación en el valor, que acabaron por generarle una subida de 1,75 puntos en el mercado madrileño, absolutamente incongruentes con la tendencia de un mercado flojo y sin órdenes.

La actividad en el resto de la Bolsa se vio reducida a actuaciones de puro oficio por parte de los operadores, fundamentalmente en aquellos valores que se reputan con implantación bursátil y que acostumbran a cerrar sus ejercicios con el mayor número de días de contratación que sea posible realizar.

A estas entidades se les sumaban las que acostumbran a aprovechar las jornadas de escaso movimiento para marcar cambio y justificar así su presencia en los boletines de cotización oficial. En este caso se encontraban fundamentalmente un buen número de las célebres sociedades del sector inversión, que acostumbran a sorprender a sus clientes cotizando en las jornadas vacacionales.

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