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Rota la tregua interna de UCD sobre la ley de Divorcio

La tregua de no agresión pública que parecía haberse aceptado en Unión de Centro Democrático (UCD) entre socialdemócratas y democristianos sobre el tema del divorcio apenas ha durado doce horas. Ayer mismo, los democristianos filtraban una información a la agencia de noticias Europa Press en la que advertían que si no se modificaba la disposición adicional sexta del actual proyecto de ley de Divorcio "empezaría a sonar la caja de los truenos".

Esto se producía justo al día siguiente de que socialdemócratas y democristianos pactaran las modificaciones a los artículos 82.5 y 86 bis, con el compromiso tácito de no volver a repetir el espectáculo de sus enfrentamientos públicos. Las gestiones del ministro de la Presidencia, Pío Cabanillas, y del presidente de UCD, Agustín Rodriguez Sahagún, iban encaminadas en este sentido. Por ello, ayer, al tener noticias de esta nueva amenaza democristiana, Pío Cabanillas comentó: «Esto no es de recibo». Agustín Rodríguez Sahagún prefirió no pronunciarse sobre el tema e intentó restarle importancia: «En nuestro partido hay una gran unidad, y las cosas están ahora muy pacificadas».El ministro de Justicia, Francisco Fernández Ordóñez, por su parte, comentaba que «ya estaba harto», y que le resultaba inadmisible estas constantes declaraciones de guerra. «No obstante», aseguró, «no se hará ninguna modificación sustancial a la disposición adicional sexta».

Mientras tanto, los democristianos manifestaban no saber nada del tema, y algunos apuntaban: «Esto es cosa de Miguelito (Herrero de Miñón) o de Oscar Alzaga, que tienen tomado este asunto como un enfrentamiento personal con Fernández Ordóñez». Por el contrario, tanto Oscar Alzaga como Herrero de Miñón aseguraban con firmeza que ellos no eran los autores de la filtración, y ni uno ni otro admitieron emplear expresiones tan pintorescas como la de «la caja de los truenos».

Alzaga, siguiendo un esquema lógico de razonamiento, señalaba a EL PAIS que el sector democristiano no aceptaba la actual redacción de la citada disposición adicional (referente a la misión del juez a la hora de conceder el divorcio a una pareja que haya decidido separarse de mutuo acuerdo), por lo que apoyaría la enmienda que sobre este punto del proyecto tiene presentada el también democrisitiano José Antonío Escartín. «Aunque se introduzcan mejoras de carácter técnico», dijo, «nosotros estamos de acuerdo con su filosofía».

La enmienda de Escartín modifica al texto actual al decir que «el juez, no existiendo oposición a la separación o al divorcio, o al convenio regulador, podrá solicitar de las partes, para mejor proveer, y en el plazo no superior a quince días, la práctica de cuantas pruebas admisibles en derecho se refieran a los hechos expuestos». Tanto a la oposición como a los socialdemócratas centristas esto les parece rechazable porque, según argumentan, «si una pareja se pone de acuerdo en separarse, así se lo manifiesta al juez y aporta una serie de pruebas documentales que atestiguan que, efectivamente, ha cesado su convivencia conyugal, no entendemos a qué viene esa investigación del juez sobre su voluntad».

Para Alzaga, sin embargo, apoyar esta enmienda no es sino «respetar los acuerdos de nuestro grupo parlamentario y del Comité Ejecutivo del partido» y «permitir que el juez constante la veracidad de lo alegado por los cónyuges».

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"La paz en mi partido"

Herrero de Miñón, por su parte, argumentó cosas como esta: «Yo no soy democristiano, como dice EL PAIS. Yo soy independiente. No sé nada de lo que me hablan, pero, desde luego, yo no empleo esa frase de la caja de los truenos, y voy sembrando la paz en mi partido. Respecto a la adicional sexta, haremos lo que ha acordado el grupo parlamentario». Al preguntarle sobre qué había acordado su grupo, Herrero de Miñón (que es su portavoz) dijo que «no se acordaba».

En realidad, ya era previsible un nuevo enfrentamiento en el seno de UCD a esta disposición sexta (véase EL PAIS de ayer). Lo que ha sorprendido a la mayoría es que ni siquiera hayan esperado unos días sin continuar evidenciando lo difícil que resulta mantener el equilibrio de fuerzas y de ideologías en el partido del Gobierno.

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