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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

El Ateneo de Madrid

El mes de junio del año pasado, y por iniciativa del entonces ministro de Cultura, señor De la Cierva, se formó una junta de gobierno en el Ateneo de Madrid, constituida, entre otros, por los señores Chueca Goitia, Flórez, Vázquez y Manrique de Lara que de Lara.Esta junta publicó una nota en el tablero de anuncios del Ateneo en que se comprometía a llevara cabo la transmisión de la soberanía que actualmente mantiene con carácter provisional el Ministerio de Cultura en favor de los socios, en un plazo no mayor de dieciocho meses, al término del cual éstos elegirían, mediante asamblea democrática. libremente a sus representantes. Quedó bien evidente que la misión de la junta provisional de gobierno era únicamente llevar a cabo la transmisión de poderes del Ministerio en favor de los socios del Ateneo, aunque con una gran laguna legal, va que el reglamento franquista de 1960 no contempla elecciones.

La citada junta de gobierno ha comenzado a actuar desde el primer momento como si tuviese una legitimidad democrática que le concediese facultades ejecutivas, y consecuentemente ha comenzao por suprimir las clases de idiomas bajo el pretexto de que esta actividad no es cultural. Ha nombrado diez aulas de diferentes disciplinas, poniendo al frente de ellas otros tantos profesionales, más o menos vinculados con la mencionada junta, ha dispuesto un cambio estructural del Ateneo, etcétera. Todas estas actividades han sido llevadas a la práctica sin contar para nada con los socios del Ateneo; es decir, siguiendo el criterio que coincide totalmente con el de los secretarios y presidentes que se nombraban durante el régimen de Franco. Tal actitud, que no hay más remedio que calificar de arbitraria y antidemocrática, contrasta con las declaraciones de democraticidad tan ostentosamente pregonadas en la citada nota a la que hemos hecho alusión, y en la cual, entre otras cosas, se dice que la junta aspiraba a que el Ateneo volviese a recobrar el carácter democrático e independiente de sociedad privada que tuvo antes de la guerra civil española. Mal se compagina esta declaración de principios con la actuación minoritaria y exclusivista de esta junta.

Hay que obligar a la junta a que periódicamente informe a los socios del Ateneo de cuáles son sus actividades y sus planes, y, sobre todo, los proyectos electorales, que, a juzgar por el secretismo con que se llevan a cabo todas sus actividades, hace concebir la sospecha de que se trata de presentar al colectivo del Ateneo una serie de hechos consumados, como son los nombramientos de las diez aulas y otros cambios o modificaciones de carácter administrativo que los socios, sorprendidos o mal informados, ingenuamente darían el vísto bueno en una asamblea general de última hora. Con este procedimiento se soslayaba el problema jurídico del Ateneo, que está sin resolver, y la manifiesta ilegalidad democrática en el nombramiento y la actuación de la mencionada junta de gobierno rectora. / y siete firmas más.

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