Nuevo temor de secuestro por un retraso de Simonssen
La plantilla del Barcelona se entrenaba ayer por la mañana en el Camp Nou, cuando alguien echó en falta a Simonsen. «¿Y Allan, dónde está? ». El jugador danés no aparecía. La alarma cundió y se llegó a temer que lo de Quini hubiera sido nada más que el comienzo de una ola de secuestros. En el domicilio de Simonsen no había nadie, y cuando tomaba ya cuerpo la posibilidad de un nuevo secuestro apareció el jugador. Había optado por acudir al entrenamiento dando un paseo, lo que motivó su retraso. Pero con él no llegó la tranquilidad. Quini seguía secuestrado y sus compañeros estaban consternados.Uno a uno, los jugadores del Barcelona estuvieron ayer en el domicilio de Quini para interesarse por la situación. Allí, los directivos del club, que acompañaban a Mari Nieves, esposa del jugador, no alimentaron las esperanzas que tenían de que pronto su compañero fuera liberado. Nicolás Casaus, vicepresidente del Barcelona, les desmintió que hubiera existido una llamada telefónica de Quini, ni una carta de su puño y letra, ni siquiera que Riera Mercader, diputado del PSUC, mantuviera contactos con los secuestradores. Casaus dijo que «por tanto, no se puede hablar de millones para el rescate, pero la gran familia del Barça daría hasta sangre para que esto termine».
Alexanco, el gran amigo de Quini en el equipo, abandonó el domicilio de éste sobre las dos y media del mediodía. Ratificó su opinión de no jugar el próximo domingo si su conpañero sigue secuestrado. La misma actitud adoptó Urruti, el portero del Español, cuya amistad con Quini también es grande.
Sin embargo, Helenio Herrera quiso mantener ayer la ilusión de los jugadores y no tuvo en cuenta los comentarios que realizaron durante el entrenamiento, ni siquiera el comportamiento relajado que mantuvieron, porque en todos ellos estaba presente la imagen de Quini. El entrenador procuró que los jugadores trabajaran para distraer la mente, y les dijo: «Estad seguros de que el domingo ganaremos en Madrid y Quini marcará el gol de la victoria».
El presidente barcelonista y Mari Nieves son los que más han acusado el secuestro de Quini. Ambos no durmieron en la noche del lunes y el estado anímico de los dos decae según transcurren las horas. Joan Gaspart, otro vicepresidente del equipo, logró sacarles del domicilio para comer y disipar así las tensiones acumuladas.
Ese mismo deseo guió a numerosísimas personalidades del deporte a visitar el domicilio del jugador. Juan Antonio Samaranch, Raimundo Saporta, Kubala, Pablo Porta -en representación del ministro de Cultura y suya propia-, Narcís de Carreras e incluso Jesús Hermida, éste en contacto telefónico desde Jaca, donde se encuentra con motivo de la Universiada, se pusieron a disposición del Barcelona y de la familia del jugador para que el secuestro llegue a su fin.
El Spórting de Gijón fue el primer equipo que ayer condenó públicamente el secuestro «ante la incalificable acción de que ha sido objeto nuestro compañero y amigo Quini». Los jugadores mostraron su solidaridad «con todas aquellas personas que condenan hechos tan deplorables». Horas más tarde. el Partido Socialista Unificado de Cataluña declaró la necesidad de aunar esfuerzos para conseguir la liberarción del jugador, y llamó a «todas las fuerzas políticas, sociales y entidades deportivas para condenar el secuestro y exigir la inmediata puesta en libertad de Quini». El consejo ejecutivo de Esquerra Republicana de Cataluña también manifestó su condena porque «este hecho supone la introdución en Cataluña de procedimientos de violencia y de violación de los derechos humanos, totalmente contrarios a nuestra manera de ser y actuar». El Partido Socialista de Cataluña no hizo ningún comunicado público de condena, pero se ofreció, por medio de su diputado Daniel Tarradella, al Barcelona «para cualquier acción encaminada a la liberación de Enrique Castro».
El presidente del Barcelona José Luis Núñez, aseguró ayer, a primeras horas de la noche, cuando abandonó el domicilio de Quini, que la solución de su secuestro se estaba alargando demasiado. El máximo dirigente del club azulgrana se encontraba entonces visiblemente triste y desanimado. «La situación no es fácil», indicó José Luis Núñez; «en ningún momento hemos conseguido hablar con Quin¡. No sabemos dónde está ni cómo está».
José Luis Núñez añadió seguidamente que «es lamentable que nuestro país esté viviendo situaciones como esta. Verdaderamente hay cosas que no se pueden permitir y se están permitiendo». Se desconoce a quién iban dirigidas estas palabras, si bien algunos observadores indicaron la posibilidad de que fueran dirigidas al Gobierno Civil de Barcelona.
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