Ragnotti, ex camionero y especialista de cine, ganó en Montecarlo
Les extraños acontecimientos sucedidos, una vez más, en el Rally de Montecarlo dieron la victoria, de forma inesperada, al francés Jean Ragnotti, un ex conductor de camiones y ex especialista de acciones arriesgadas de las películas -que todavía sigue haciendo, aunque sólo de forma ocasional-, y a la marca Renault, que no saboreaba el triunfo en Montecarlo desde hace ocho años. Sin embargo, según todos los indicios y las informaciones de las agenclas, la victoria de Ragnotti y Renault se debió no sólo a la fortuna, sino a una serie de acontecimientos especiales.
Antes de la carrera, el duelo por la victoria parecía estar centrado entre los pilotos de los Audi Quattro, el finlandés Milticola y la francesa Mouton, y los de los Renault 5 turbo, los franceses Ragnotti y Saby. Como aspirantes, aunque con menos posibilidades que los anteriores, Darniche, Aten, Waldegaar y, en cierta forma también, el veterano Therier -que fue piloto del equipo Renault, al volante de los célebres Alpine, al comienzo de la década de los setenta-, que en esta ocasión tomaba parte con un Porsche como corredor privado, tratanto de emular la hazaña de su compatriota Nicolás de hace tres años.Mikkola atacó desde el principio y cobró una ventaja sorprendente. Pese a que no había mucha nieve, y eso parecía favorecer a los R-5 turbo, el finlandés no dio opción a ninguno. Pero una placa de hielo en una prueba de velocidad le hizo perder el control de su coche y sufrió un espectacular accidente. Quedó entonces en cabeza Therier, al que nadie parecía haber prestado atención.
Vergonzosa actuación de unos espectadores
Sin embargo, lo que no pudo prever Therier fue la incalificable actitud de unos espectadores, quienes, tratando de conseguir una diversión extra en la prueba especial de velocidad del Monte Turini, echaron tierra y nieve sobre la carretera en una de sus curvas. Therier, primer participante en pasar por allí, no pudo evitar el pisar por esa zona helada en una carretera completamente seca y despejada. Sus neumáticos slicks -ruedas sin dibu o, especiales para asfalto seco- perdieron contacto con el suelo y el coche se estrelló. Therier quedó fuera de carrera y Ragnotti, hasta entonces segundo clasificado, se encontró con un liderato y, más tarde, con un triunfo previsible antes de la carrera, pero inesperado por el desarrollo de la misma.Una vez más, el Rally de Montecarlo ha vuelto a ser escenario de actuaciones irregulares, antideportivas y sorprendentes. Unas veces estas irregularidades han surgido de la propia organización, con decisiones increíblemente partidistas. Otras, de organismos o entidades próximas a los organizadores. Y otras, en fin, de los espectadores. Porque esta salvaje actuación de unos desalmados, que ha costado la carrera y pudo haber significado la vida del líder, Jean Luc Therier, no es la primera vez que se produce en la carrera más faniosa del mundo, que, de seguir así, será la más tristemente famosa. Son inimaginables las consecuencias deportivas y extradeportivas que acciones así, cometidas en España, podrían tener a nivel internacional.
Sea como fuere, el triunfo del simpático Ragnotti, que hasta no hace mucho podía vérsele con la cara llena de magulladaras y algún brazo en cabestrillo, fruto no de un accidente en la competición, sino de su condición de especialista de doblaje de escenas arriesgadas de las películas, sirve, de alguna manera, para evitar el qúe hubiera podido ser un tremendo descalabro económico y de prestigio para Renault. Porque si, ante su imponente poderío, un piloto veterano y privado oomo Therier hubiera podido conseguir la victoria, habría puesto en evidencia, entre otras cosas, que no siempre gana el más fuerte.
Ragnotti, de 35 años, corto de estatura y escaso de peso, ha sido, desde hace muchos años, un corredor polifacético. Sus participaciones en rnonoplazas, biplazas, carreras como Le Mans y sus pinitos con el Renault de fórmula 1, alternados con la conducción de camiones y su trabajo en el cine, son buena prueba de ello. Su primera participación en Montecarlo fue hace once años y, precisamente, hace tres, siempre sobre Renault, terminó en segunda posición.
En cuanto a la actuación del español Servia, los problemas mecánicos de su pequeño Ford Fiesta, y también sus propios errores de conducción, además de un tiempo -demasiado seco- nada favorable para su coche, le hicieron perderse en la zona media de la clasificación y no poder repetir el brillante noveno puesto del pasado año.
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