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Exigencias liberalizadoras de la patronal francesa

La aceleración hacia el liberalismo más puro es la viga maestra de la estrategia económica para 1981 que preconiza la patronal francesa para carearse con las dificultades que ofrece el inicio del año. El presidente del Consejo Nacional del Patronato Francés (CNPF), François Ceyrac, estima que el primer semestre del año en curso será penoso, pero se manifiesta relativamente optimista al valorar las posibilidades de la economía occidental durante los doce meses venideros.Ayer celebró, en París, su asamblea general anual el CNPF, la patronal gala que agrupa a la inmensa mayoría de las empresas del país. Su objetivo es fijar las orientaciones de la economía para 1981.

A lo largo de los discursos, declaraciones, comentarios y debates, el nombre del nuevo presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, se pronunció en todos los tonos, pero siempre para llegar a la misma conclusión: la llegada de Reagan a la Casa Blanca simboliza, en lo económico, la exaltación del liberalismo y un recorte de la intervención estatal en el desarrollo de la economía. La patronal francesa no pide otra cosa en vísperas de unas elecciones presidenciales.

Economía agresiva

La política del actual primer ministro, Raymond Barre, durante los últimos cuatro años, ha acentuado la libertad y la iniciativa privada, pero los empresarios galos desean que este movimiento llegue a sus últimas consecuencias. «La economía americana, con la llegada de Reagan, será más agresiva. Nosotros hemos de responder con la misma agresividad, pero eso implica libertad total y desarrollo de la iniciativa privada», declaró ayer el presidente Ceyrac.En la práctica, ese liberalismo que solícita el CNPF se traduce en una doctrina de adaptación de la economía a las nuevas exigencias impuestas a todos los países industrializados por los tres elementos que han hecho emerger la crisis: escalada de los precios energéticos, irrupción en el mercado de los productos del Tercer Mundo en vías de desarrollo, y nuevas tecnologías. Esa doctrina de adaptación de la economía la resume el CNPF en tres puntos u orientaciones: apurar la reforma económica para que las empresas recobren libertad de acción, lo que supone fuertes inversiones; una gran política de investigación y de innovación, y supresión de los condicionamientos de todo tipo que constriñen a las empresas.

Esas tres orientaciones deben conjugarse, según el CNPF, con una política social de vanguardia: conseguir un desarrollo creciente de la política contractual con los sindicatos, información exhaustiva cara a la opinión pública y en el interior de las empresas.

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