Disensiones "personalistas" catalanas ante el congreso centrista
El próximo congreso de UCD y su problemática tienen un casi nulo interés específico en Cataluña, mientras que, asimismo, los problemas propios del principado tampoco aparecerán en la confrontación congresual. El centrismo catalán está dividido, por una mera querella de personas, entre su presidente, Antón Cañellas, y Eduardo Punset, presidente de la organización de Barcelona y ministro para las Relaciones con las Comunidades Europeas.La confrontación entre el uno y el otro consiste en ver quién apoya más incondicionalmente a Adolfo Suárez. Ambos también tratan de convencerle de que es uno y no el otro quien mejor representa a Cataluña, cuando el centrismo en el principado continúa siendo un magma electoral -situado en un cuarto lugar-, sin beligerancia ideológica ni política.
Incondicionales y críticos
De los 120 compromisarios catalanes al congreso de Palma de Mallorca, un 30% es incondicional seguidor de Suárez, otro 30% se inclinará por los críticos y un 40% está indeciso, según estimación aleatoria de un alto dirigente de UCD. Los críticos confiaban en que Cañellas, de origen e ideario democristiano, jugase parcialmente a su favor o mantuviera una actitud de neutralidad. Esta esperanza fue expuesta públicamente por Antonio Fontán en unas recientes manifestaciones.
Pero la realidad ha sido otra. Cañellas no sólo apoya incondicionalmente a Suárez, sino que, en base a argumentar que el centrismo catalán debe dar una imagen unitaria, impidió que personas identificadas plenamente con los críticos suscribiesen el manifiesto de éstos. Tal fue el caso de Agustín Luna -democristiano, procedente del grupo aragonés de José Luis Lacruz Berdejo-, cuya firma le había sido solicitada por Oscar Alzaga, pero que no llegó a materializarse por presión de Antón Cañellas.
Sin distinciones ideológicas
No resulta posible establecer distinciones ideológicas entre Cañellas y Punset. Por ello la confrontación entre ambos no supera el carácter de anécdota -actos o comisiones que crea uno de ellos originan la ausencia del otro- o bien se traduce en simples conflictos de personas. Dentro de estos últimos destacó la oposición de Punset a que un hombre de Cañellas -Santiago Guillén- estuviese en la comisión congresual de estatutos, lo que motivó un agrío enfrentamiento entre el ministro y el presidente de los Centristas de Cataluña.
En este marco, la presencia catalana a nivel de elaboración de ponencias ha sido casi nula -una fuente de la organización de Barcelona sólo recordó una muy breve sobre sindicalismo-, mientras que las enmiendas de origen catalán serán prácticamente inexistentes. Incomprensiblemente, según la fuente, los catalanes no han elaborado una ponencia sobre política territorial. En esta falta de presencia congresual incidió también el tardío calendario de elecciones internas, ya centrado en la pugna entre Antón Cañellas y Eduardo Punset.
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