La fuerza de la no violencia

En estos días tan tristes para mí, por la muerte del que considero una de las grandes figuras de nuestro siglo y quizá uno de los últimos grandes líderes carismáticos de la no violencia, nuestro entrañable Lanza del Vasto, considero necesario contestar y precisar, sin ánimo de discutir, algunas reflexiones, después de leer la carta publicada en su periódico bajo el título «La fuerza de la violencia» y firmada por Juan Antonio Santamaría.Juan Antonio Santamaría representa para mí una corriente de opinión muy generalizada. Es la típica y tópica postura de quien en principio «repudia la violencía» y después dice «acoger con cierto agrado algunas de las acciones de ETA en tiempos de la dictadura franquista», de quien «no es capaz de entender cómo se puede utilizar algo contra el hombre siendo el mismo hombre quien lo haga», y más adelante añadir que «cuando la violencia es un medio para rechazar la violencia no hay más remedio que admitirla». O sea, dejándonos de sutilezas y llamando al pan, pan, y al vino, vino, de quien ve «una acción liberadora» en un asesinato cometido contra el fascismo y una «acción criminal» cuando va dirigido,contra la democracia.

No nos engañemos y tratemos de ser coherentes en nuestros juicios. No intentemos justificar lo injustificable. No ocultemos bajo un manto de bellas palabras y fines gloriosos acciones tan impropias de nuestra condición humana. Para mi jamás el fin puede justificar los mediqs, pues los medios son parte del fin. Con respecto a esto hay una frase de Gandhi muy ilustrativa: «El fin está en los medios, como el árbol en la semilla». La fuerza dé la violencia radica principalmente en la destrucción y en la opresión, en el triunfo del fuerte sobre el débil; en cambio, la no violencia trata, como ya nos enseñó Gandhi, de utilizar la fuerza de la verdad (satygraha), la fuerza de la justicia, impermeables a cualquier manipulación. La no violencia no trata de vencer, sino de convencer; no trata de dominar, sino de conciliar. Aún recuerdo la definición de la no violencia que nos dio Lanza del Vasto hace un par de meses en la comunidad de Elorrio (Vizcaya) a los que allí fuimos a oírle. Nos dijo: «La no violencia es la manera más humana de solucionar los conflictos humanos».

Quizá alguno haya podido pensar que cuando utilizo la palabra violencia me refiero solamente a la violencia terrorista. Nada más lejos de mi intención. Cuando hablo de violencia me refiero a todo tipo de violencia, empezando por la violencia institucional del Estado (Ejército, policía, cárceles, etcétera), a la violencia que el sistema económico de libre empresa inflige a una clase en beneficio de otra, la violencia del sistema socialista autoritario, etcétera.

Para acabar, sólo quiero recordar a personas cómo el señor Santamaría que si queremos verdaderamente erradicar la violencia de nuestra sociedad empecemos por denunciarla y rechazarla de lleno, sin ambigüedades, sin sutilezas, sin ningún tipo de excepción; no hay peros que valgan. /