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Drácula, sustituido por las multinacionales y la eletrónica

El congreso de vampirólogos y vampirófilos que se celebra en la ciudad italiana de Sangemini ha puesto de manifiesto que el antes temible, famoso y fascinante conde Drácula está ahora en terrible decadencia, suplantado por los robots y la electrónica, informa Efe.

La intervención de un especialista rumano explicando que realmente Drácula se pronuncia con acento en la u, contrariamente al tradicional acento en la primera sílaba, bastó para desencadenar el hundimiento del temible conde de los Cárpatos.Ni siquiera bastó para revitalizar a Drácula la larga serie de películas sobre vampiros presentada en el congreso, organizado bajo los auspicios del sindicato nacional de críticos cinematográficos, con el título Vamp-Vampiro.

El primer golpe demoledor al conde Drácula partió de Alberto Abruzzese, un experto en monstruos populares, quien afirmó que el vampiro, en la época actual, electrónica y tecnológica, es sólo una máquina, un aparato de juegos de televisión, por ejemplo, que succiona la atención y la voluntad del hombre vampirizado, sustituyendo así la fascinación que ejercía Drácula sobre sus víctimas en el pasado.

Otro experto dijo que Drácula nada tiene que hacer hoy frente a los monstruos modemos, los robots de la televisión, más atractivos por su poder demoledor-tecnológico y más al gusto de una época marcada por la electrónica.

Para envolver a Drácula en la dimensión de la metáfora intervino Franco Moretti, profesor de literatura inglesa, quien afirmó que el vampiro es como el capital, que «chupa el alimento vivo del trabajo para convertirlo en sustancia muerta».

Moretti fue muy aplaudido cuando comparó al vampiro tradicional con las actuales multinacionales, que ejercen el mismo atractivo hoy que el del conde transilvano en el pasado.

Lo más fascinante de Drácula, un personaje evocador de libertinaje byroniano y sensualidad decimonónica, era su capacidad para «aniquilar a sus víctimas con placer», cometido que, en opinión de los expertos reunidos en Sangemini, realiza hoy la sociedad de consumo y sus apetitosos objetos electrónicos y audiovisuales.

Y un vaticinio: el vampirismo electrónico crecerá de forma desmesurada en los próximos años, cuando la electrónica avance y cree aparatos de uso hogareño.

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