Al Madrid le han perdido el respeto
Ahora es cuando los catastrofistas pueden afirmar que este país está en crisis: el Real Madrid ha perdido comba y parece que se va a tener que conformar con un puesto segundón. Cuando el Madrid va el primero hay que interpretar que todo funciona como debe, que cada uno está en su sitio y que las estructuras no se conmueven. El Madrid, que se sitúa, al final de la primera vuelta, a ocho puntos del Atlético -¡encima eso!-, que es líder y que ya ha sido incluso superado por el Barcelona, rompe todos los esquemas de la autoridad y el respeto a las instituciones. Al Madrid no se le trata como antes.
Justo en la mitad de la Liga, el Real Madrid ya no es el enemigo a batir. Y eso debe ser muy doloroso para quienes están habituados a ganar. A los jugadores del Madrid, la temporada pasada, se les puso el genio bastante agrio a medida que avanzaba el torneo y no lograban alcanzar a la Real Sociedad. Finalmente, obtuvieron el triunfo, pero hasta el momento feliz se ganaron tarjetas, reproches y broncas. Y se libraron de algunos castigos arbitrales, de los cuales este año solamente en casa se han salvado. Fuera parece que en la presente campaña no se les pasa una. Y hay quien afirma, además, que este año los árbitros, en lugar de echarle una mano con algún error humano, le han dejado compuesto y sin un par de puntos, también a causa de los errores humanos.El domingo, sin ir más lejos, el árbitro no se apiadó del Madrid. Tuvo ocasión de pitar un penalti salvador, pero como ya había señalado otro antes, se ve que no se atrevió. Esas cosas con Bernabéu no pasaban. Había más respeto hacia la institución. Hay quien opina que desde que el Gobierno se ha despreocupado del fútbol las cosas han cambiado mucho. Es más: los hay que se atreven a afirmar que el poder está ahora con el Atlético. Y como prueba aducen que Alfonso Cabeza no ha sido destituido de su cargo de director de La Paz, a pesar de que con el fútbol se ha ganado la fulminación. Y es que no hay sentido del humor en este país. Los presidentes futbolísticos más apreciados deben ser aquellos capaces de divertir al personal. Los señores de puro habano e impasible el ademán deben dejar paso, al menos una temporada, a los hombres como Cabeza.
El domingo, en Pamplona, el público tuvo motivos para coplillas festivas. Los graderíos de El Sadar en algunos momentos se parecieron a los tendidos sanfermineros. A Cabeza le cantaron como los mozos a los diestros. Y eso está bien porque hay que repartir los papeles. Y Cabeza parece que encajó bien el tema. Al menos allí no se atrevió a dirigirse a los cantantes con cortes de manga, que es su fuerte. El domingo se agarró a una fórmula médica según la cual se pueden vivir muchos años; mucha coña, bastante coño y algo de coñá.
Tan tranquilo estuvo el presidente del Atlético, que cuando Brotons le preguntó, en Carrusel, si se había molestado porque habían gritado un: «Así, así, así, gana el Madrid», contestó: «En absoluto, porque nosotros no somos el Madrid, somos el Atlético. Nosotros somos un equipo humilde, modesto, pero decente y honrado». O sea que la guerra por parte de Cabeza no ha terminado. Y encima, en el Madrid la oposición preparando su campaña presidencial. Que si el bingo, que si no hay goles, que si Boskov fue un error más grande que el de Cunningham, que si se ha perdido la moral y las buenas costumbres, que falta mano dura, que la directiva no sabe imponer disciplina y que Bernabéu no habría consentido lo de Cabeza.
Que aunque los tiempos han cambiado lo importante es la tradición, que el Madrid no puede ser un cualquiera. Total, el desencanto.
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