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Estudiantes ganó a Inmobank en el último segundo

Alfonso del Corral, que la temporada pasada jugaba en el Tempus, hoy Inmobank, inclinó la balanza a favor del Estudiantes en el último segundo del partido. En pleno desconcierto, un balón fue a dar en Jones, lo recogió Del Corral, se fue como una bala hacia el aro del rival y, pese al espectacular tapón de Nino Morales, el balón entró. El árbitro interpretó que, además había habido falta, y Del Corral, con pasmosa serenidad, transformó el tiro libre que le correspondía lanzar. Vibraba y había una tensión enorme en el graderío y se produjo uno de esos instantes que sólo el baloncesto es capaz de brindar. Fue un partido en el que cualquiera de los tres resultados posibles hubiera sido justo.Con Ignacio Pinedo en el banquillo -congratulación para todos-, lo que supone muchos enteros a favor para Inmobank, el conjunto de Pozuelo salió decidido a todo -léase ganar- y el Estudiantes parecía empeñado en dar la razón a EL PAIS, que anunció su más que posible petardazo dentro de su sensacional campaña. Pinedo, gran conocedor de la idiosincrasia del Estudiantes, donde cosechó grandes éxitos, hizo un inteligente y sabio planteamiento. Por un lado, utilizó casi siempre dos bases, lo que creaba problemas a Codina, que no podía permitirse ese lujo. Ocurre que para Inmobank eso no era un lujo, sino un recurso, una baza a jugarse. Por otro, «presseó» siempre a Gil, lo que hacía que el Estudiantes no estuviera nunca dirigido y, por último, defendió en zona acoplada.

La resultante estaba clara. Inmobank llegó a tener hasta diecisiete puntos de ventaja y llegó al descanso con quince de diferencia a su favor. Inmobank jugaba bien y hacía mejor porcentaje de tiro. Estudiantes, todo lo contrario: era un equipo desdibujado y despistado que no tenía nada que ver con el Estudiantes de esta temporada. Todo entraba dentro de unos planes lógicos. Inmobank y Estudiantes son dos equipos con características muy peculiares. En el descanso, con el 45-30 en el marcador, todo se daba por hecho.

El Estudiantes 1980-1981 está dispuesto a que el reencuentro del que ya se ha hablado sea un hecho consumado. No se rinde, como en los tiempos del Frontón Fiesta Alegre, cuando iba perdiendo por treinta puntos y seguía luchando a tope. La claque tuvo mucho que ver con su reacción. Un equipo que pierde por quince puntos fuera de casa y busca con fe el triunfo es digno de que se le hagan todos los elogios. Codina supo arriesgar con un pressing en toda la cancha que le sirvió para dar el vuelco en el marcador.

El Inmobank jugó para ganar y su triunfo no hubiera sido injusto. Si en la última canasta de Del Corral el árbitro no pita la falta, nadie hubiera dicho que el empate no hacía justicia, como tampoco se puede decir que la victoria de los colegiales no fuera merecida Por lo ya expuesto de su capacidad de reacción.

El Madrid no despega

En su viaje de la Liga, el Madrid se mantiene porque de una u otra forma gana, pero no despega definitivamente para emprender el vuelo de campeón habitual. El domingo, cuando faltaban siete minutos, tan sólo aventajaba al Areslux por cuatro puntos. Brabender se vio obligado a hacer, en un partido como éste, veintisiete puntos. No es eso. Brabender, pese a que haya quien se empeñe en negarlo, sigue siendo el recurso del Madrid. Un Madrid que debe sentarse en torno a una mesa para estudiar primero y resolver después sus problemas, que nada tienen que ver con las facilidades que le den los demás para que siga en el grupo de cabeza.

El partido del domingo, en el Pabellón, fue bastante flojo y tan sólo las acciones individuales de Meister y Hollis -consiguió una canasta hacia abajo prodigiosa- salvaron un poco el espectáculo; pero no es eso.

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