Suspendido un pleno del Ayuntamiento de León por enfrentamientos entre taxistas
El pleno del Ayuntamiento de León tuvo que ser suspendido ayer y desalojada la sala de sesiones tras una serie de incidentes protagonizados por taxistas asalariados, que increpaban al alcalde, Juan Morano, de UCD, mientras otro grupo, éste de «autónomos» (autopatronos), se enfrentaba a los primeros.
Los incidentes se iniciaron inmediatamente después de una pregunta del concejal socialista Máximo Barthe al alcalde, en la que se pedían explicaciones por la no inclusión en el orden del día de un punto pactado previamente entre los partidos sobre la concesión de trece licencias a otros tantos asalariados del taxi, en su mayor parte afiliados a UGT.Estos últimos acudieron al pleno acompañados de sus familiares y numerosos militantes de la central socialista, entre ellos el secretario provincial, Fermín Carnero. Transcurrida una parte del pleno entraron en la sala varias decenas de propietarios de taxis, advertidos de la presencia de los primeros. Inmediatamente después de la pregunta socialista, comenzaron a aplaudir sin dar tiempo a la contestación del alcalde, con gritos de « ¡Sinvergüenza! » y « í Alcalde, resuelve! », mientras el otro grupo gritaba « íNo más taxis! », ante lo cual la primera autoridad declaró disuelta la sesión y ordenó el desalojo de la sala. Mientras tanto, los concejales socialistas se volvieron hacia el público y aplaudieron a los taxistas asalariados.
La polémica sobre la concesión de nuevas licencias en un plazo de dos a tres años data de mediados de 1979, cuando la alcaldía se encontraba en manos del grupo PSOE-PCE, posteriormente desbancado en unas elecciones parciales. Desde el principio, los taxistas autónomos (alrededor de doscientos en la capital) se opusieron a las nuevas adjudicaciones y alegaron un exceso de licencias en relación con el resto de las provincias, mientras que los asalariados, a través de UGT, daban a conocer una estadística en la que se demostraba lo contrario. Paralelamente, los primeros llegaron a acusar al antiguo alcalde, el socialista Gregorio Pérez de Lera, de favoritismo hacia los afiliados a esta central, mientras que los segundos aludían a la vinculación del alcalde actual, de UCD, a la patronal leonesa, como antiguo asesor jurídico de la misma y también ex letrado de los sindicatos verticales.
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