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El Madrid perdió en Valencia por falta de recursos en el ataque

Su falta de precisión en los últimos metros le costó al Madrid la tercera derrota del campeonato. El Valencia, con un juego intermitente, se anotó el partido a pesar de que nunca fue superior al Madrid, y durante casi todo el segundo tiempo tuvo que dejar la iniciativa en manos de su rival. El Madrid realizó en Valencia un impresionante derroche de fuerzas y de genio, pero también una exhibición de falta de recursos en el ataque.El partido se puso bronco en seguida por el pique entre Stielike y Solsona. El alemán pareció enloquecer durante la primera parte, y en su persecución a Solsona pudo granjearse la expulsión. Por lo demás, Angel y Castellanos se batían decorosamente en la media, mientras que la otra pareja de la zona, Kempes y Del Bosque, llevaban el partido con un ritmo más sosegado. Kempes, medio escondido en zonas de nadie, aparecía de vez en vez en el ataque, tratando de sorprender a su marcador y de realizar paredes con. Morena Por ahí, y por algunos pases inteligentes de Solsona, llegaba de forma intermitente casi todo el peligro del Valencia, pues Pérez García y Camacho sujetaban bien a los extremos valencianistas.

Por lo que se refiere al ataque del Madrid, Juanito bordaba el fútbol en el primer tiempo, y Pineda demostraba excelentes condiciones Pero la irregularidad de Cunningham y la preocupación de Stielike por intercambiar patadas con todos los valencianistas que encontraba, reducían bastante las posibilidades de ataque del Madrid. Cerca de la media hora de juego, con los nervios desatados por todo el campo a causa del festival de agresiones, organizado por y en torno a Stielike, Sabido midió mal una entrada a Saura dentro del área y Kempes transformó con seguridad el penalti. No mucho después, García Remón salvaba, en gigantesca parada, un gran disparo de Pablo, que podía haber resuelto el partido. En la otra puerta, la mejor oportunidad del Madrid se escapaba al estrellar Pineda un cabezazo en el larguero, a saque de falta por parte de Juanito.

En la segunda mitad, el Madrid salió con otro aire. Stielike, calmado, jugó tanto y tan bien que se hizo perdonar los disparates del primer tiempo. Todo el Madrid se lanzó arrolladoramente al ataque, aun a riesgo de encajar algún nuevo gol en el contraataque. De hecho, ese gol se produjo, pero el árbitro lo anuló por estimar falta de Morena a Gallego. Durante toda esta segunda parte, la media del Madrid jugó lo indecible, y la defensa respondió brillantemente ante las escapadas de los delanteros valencianistas, que casi siempre llegaban con ventaja. Pero falló el ataque. En el mintuo 58 se produjo una agresión de Botubot a Pineda en el área chica, donde le propinó dos patadones. El árbitro no vio la falta, de resultas de la cual Pineda tuvo que dejar el campo poco después.

Su sustituto, Rincón, entró en el campo con la única obsesión de tomarse venganza. Le atizó dos puñetazos a Botubot sin motivo y sin balón, y fue expulsado. Para suerte del Madrid, el árbitro también envió a Botubot a la caseta, que no había hecho nada más que poner la mejilla. Juanito se adelantó y, poco a poco, todos los defensas del Madrid se fueron convirtiendo en centrocampistas o delanteros. Pero el esfuerzo gigantesco de todo el equipo no servía de nada, porque en los últimos metros no había acierto y, además, el equipo carecía de rematador. Cuando ya agonizaba el Valencia, tuvo la suerte de cazar de casualidad el segundo gol a la salida de una falta. El Madrid siguió volcado, como si aún las cosas tuvieran solución, y obtuvo el pobre premio del gol final de Cunningham, un golazo que hubiera sido terriblemente útil minutos antes.

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