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Entrevista:

Joaquín Muns: "La política económica del Gobierno coincide básicamente con las recomendaciones del FMI"

Catalán, 45 años, Joaquín Muns, catedrático de Organización Económica Internacional en la Universidad de Barcelona, ha sido durante los últimos tres años director ejecutivo por España ante el Fondo Monetario Internacional y ahora lo es ante el Banco Mundial. Miembro de la directiva de la organización mundial y representante de uno de los grupos latinoamericanos ante el comité interino del organismo, analiza, desde su atalaya de Washington, la situación económica mundial y española a la luz de la 35ª Asamblea Anual del FMI y Banco Mundial. El profesor Muns mantiene que «no hay soluciones rápidas a la actual crisis económica», y opina que el único camino para una solución gradual es «una combinación de políticas de demanda y oferta, junto a los clásicos remedios monetarios, fiscales y de rentas, pero administrados equilibradamente». En cuanto a España, Muns sostiene que el programa económico del Gobierno coincide con las recomendaciones del FMI.

Pregunta. La situación económica mundial, en palabras, del propio director gerente del FMI, Jaques de Larosiere, es hoy extremadamente grave. Aún más, De Larosiere ha advertido que no habrá una solución aceptable hasta, por lo menos, 1985. ¿En qué se basa este análisis tan pesimista?Respuesta. La recesión que actualmente sufren los países industriales, no se puede decir que tenga una naturaleza puramente cíclica. El origen y desarrollo tiene unos elementos mucho más profundos y, de una naturaleza mucho más estructural. Eso significa que los países deben ahora reaccionar a este reto no solamente activando sus economías, sino también consiguiendo una reorientación de muchos de sus sectores productivos, deben iniciar una redistribución del gasto entre consumo e inversión, y deben fomentar, al mismo tiempo, la exportación. En definitiva, todos estos ajustes no pueden realizarse sólo a corto plazo, sino también a largo plazo. Por otro lado, el ahorro de energía y el hallazgo de nuevas fuentes que puedan aliviar la situación energética, significa también un espacio de tiempo mucho mayor.

P. En otras palabras, la crisis no obedece exclusivamente a un solo factor, como ha sido, por ejemplo, el salvaje incremento, durante los últimos dos años, de los precios del petróleo...

R. Yo creo que la crisis es de naturaleza estructural profunda. Desde los años setenta se estaba ya marcando un problema de saturación, una gran falta de las economías para producir avances tecnológicos importantes, una explosión notable de los salarios reales. En resumen, una crisis de la inversión y de la productividad sobre la que incidió, evidentemente, las alzas de los precios del petróleo y de otras materias primas. De manera que el conjunto de la situación es bastante complicado, y puede decirse que tuvo un conjunto de elementos en su base y origen.

P. El sentimiento general de esta 35ª reunión del FMI es que la economía mundial está hoy peor que hace un año. Incluso hasta el mismo De Larosiere lo ha reconocido. ¿Quiere esto decir que las recomendaciones del FMI, en Belgrado, han sido ineficaces o han resultado incapaces para enderezar la situación?

R. Bueno, el Fondo no tiene capacidad decisoria por sí solo para darle la vuelta a la situación económica general. Es cierto que tiene acuerdos financieros con un número limitado de países, pero éstos no son los más importantes. Por tanto, yo no creo que se le pueda imputar al Fondo la responsabilidad de que la actual situación tenga una determinada hechura u otra. Por otro lado, sí que es cierto que, en la parte de responsabilidad que le corresponde, el FMI está ahora reconsiderando sus políticas, sus actividades y su enfoque general de cómo ayudar a los países. Esto puede contribuir eficazmente a que muchos países practiquen el tipo de ajuste necesario para la nueva situación, que los países industriales puedan combinar un estímulo de la demanda con una mayor oferta y puedan también plantear la reasignación de recursos, necesaria en la actual coyuntura.

P. Es obvio, pues, que el FMI se está replanteando sus recomendaciones a los países miembros, y que el mensaje genérico de Washington-80 es muy distinto al de Belgrado-79.

R. Las recomendaciones generales de política económica son, en este sentido que planteas, diferentes de las de Belgrado. De Larosiere, sin embargo, todavía hablaba del peligro expansionista y del temor de que una política de este tipo se convierta, pura y simplemente, en una mayor elevación de precios. En este sentido, las recomendaciones del FMI este año se orientan, primero, hacia una mezcla más equilibrada de políticas de oferta y de demanda, y, segundo, hacia una combinación acertada de políticas monetarias, fiscales y de rentas. El tercer elemento de las recomendaciones es una política realista y decidida en el campo energético. Parece ser que, en estos momentos, es difícil obtener las transformaciones estructurales que se persiguen sin combinar estos tres diferentes elementos. Claro que esto hay que hacerlo según las particularidades de cada país y de su situación institucional diferencial.

P. Como experto, y no como representante oficial de España ante el FM, ¿cuál sería, a tu juicio, una combinación acertada para el caso de la economía española?

R. Yo creo que el Fondo y el programa que el Gobierno acaba de plantear tienen muchos puntos en común. El FMI está, en estos momentos, invitando a los países a que reconsideren una reasignación de recursos, como he dicho antes, del consumo a la inversión, y creo que este es uno de los elementos básicos del enfoque español. Otro es el estimulo de las exportaciones, contenido a la vez en el programa español y en el planteamiento del Fondo. El FMI piensa que este tipo de política ha de basarse en un aumento del ahorro interno, sin descartar evidentemente ayudas exteriores. Pero hay que pensar que una base más sólida es el aumento del propio ahorro, y eso, creo, también es parte del programa. Este ahorro tiene que ser remunerado adecuadamente por medio de una serie de instrumentos de captación del ahorro. Claro que este ahorro debe encauzarse debidamente, como también contempla el plan.

Esta coincidencia, evidentemente, no es casual, ya que las recomendaciones del fondo se ajustan especialmente para aquellos países industriales que, como España, tiene planteados un tipo de problemas muy similares, y donde el diagnóstico es muy parecido. A mí también me parece acertado que el Gobierno no haya abandonado, como elemento destacado, la lucha contra la inflación. Ahora bien, es evidente que, en el caso español, hay algunas características propias, como es el problema del paro, especialmente en sus niveles actuales. Esto nos lleva a decir que las recomendaciones generales del fondo deben ser aplicadas en función de cada caso concreto, con unos matices distintos. Ahora bien, insisto, yo creo que no hay grandes diferencias entre las recomendaciones del FMI y la filosofía general del programa español. P. Al referirte al paro, se deja sentir una especie de fatalismo, incluso presente también en el discurso de este año del director gerente del FMI...

R. Yo creo que el problema del paro tendrá una solución gradual. No hay en el mundo, en este momento, soluciones rápidas en el terreno económico. Todo es muy complicado y los datos sobre los que se basa cualquier estrategia son tremendamente fluidos y cambiantes. Pero lo importante, es empezar el camino, que, como repito, debe ser gradual, pero con tenacidad y esfuerzo. Esta es, realmente, la mejor garantía de éxito.

P. El otro gran tema de la situación económica mundial, y que se ha reflejado en estas reuniones anuales, ha sido la cuestión del reciclaje de los excedentes financieros en poder de los países productores de petróleo, que en el caso de los países de la OPEP superarán los 115.000 millones de dólares ¿En ,qué medida puede el FMI ayudar en este complicado y difícil proceso? ¿Debe conservar, como sostienen algunos, su papel tradicional o debe competir con la banca comercial en el mercado de capitales?

R. Básicamente, el Fondo puede y debe contribuir más eficazmente en este proceso de reciclaje. Por la simple razón de que la magnitud de las cantidades involucradas es tal que la banca comercial no puede pensarse que pueda jugar en el futuro el mismo papel que ha desempeñado en ocasiones anteriores. Por eso es necesario que el Fondo, de alguna forma, actúe de intermediario en el reciclaje, no sólo con sus propios fondos, aportados por medio de las cuotas de los países miembros, sino también como intermediario activo entre los países que tienen excedentes y aquellos que necesitan fondos para financiar sus déficit. En este sentido, ya se han empezado trámites con países excedentarios, y es de esperar que se obtengan para el próximo año cantidades apreciables. Hasta el momento, se está pensando en cantidades que rondan los 10.000 millones de dólares.

R. En qué condiciones se obtendrán estos recursos?

R. En principio, se ha pensado que estos fondos estarán disponibles en condiciones de mercado y se presten por el Fondo, por medio de sus mecanismos habituales. Al aplicarse estas condiciones habituales en los mercados de capitales se está pensando en la aplicación de unos subsidios para los países en vías de desarrollo más pobres, que serán aplicables en los intereses de forma que estos préstamos les cuesten dos, tres y cuatro puntos por debajo del mercado.

P. España, como la mayor parte de los países industriales, va a tener este año un considerable déficit externo por cuenta corriente, que algunos estiman que superará los 4.000 millones de dólares. El ministro de Hacienda ha descartado que España acuda al FMI para ayudar a financiar este déficit. ¿Cómo se explica este rechazo a unos recursos teóricamente más baratos?

R. Los países, cuando se plantean acudir al Fondo, han de hacer una evaluación de condicionalidad y coste como dos factores que actúan, digamos, en sentido opuesto. El dinero del Fondo es barato, más barato que el del mercado, pero con unas condiciones. El dinero del mercado es caro, pero sin condiciones. Cada país, dentro de su estrategia global, tiene que ver qué es lo que más le conviene. En estos momentos, España considera que le conviene más acudir a los mercados internacionales.

P. El Banco Mundial, bajo las recomendaciones de su presidente, Robert McNamara, ha propuesto la creación de una nueva agencia afiliada encargada de promover la investigación energética. ¿Cuáles serán exactamente, los cometidos de esta nueva agencia?

R. La creación de esta nueva agencia está todavía bajo estudio. Es una idea muy interesante, pero hay elementos todavía sujetos a discusiones, tales como las aportaciones de capital, su estructura política y otra serie de cuestiones pendientes de negociación y aclaración.

P. Una última pregunta de actualidad. ¿En qué medida el conflicto armado en el golfo puede influir en los planteamientos de política económica de los principales países?

R. Mientras la guerra quede localizada y se desarrolle en un espacio corto de tiempo, sus efectos pueden ser muy suaves. Claro que, si la guerra se extiende y se prolonga, sus efectos pueden ser tremendos, no sólo por el impacto en la débil situación económica, sino por los nuevos reajustes que puede forzar a poner en práctica.

P. La economía norteamericana, y tú lo sabes mejor desde tu puesto de observación, está mostrando signos inequívocos de salir de la atonía en que se encuentra. ¿Se puede decir, hoy, que la recesión estadounidense ha acabado o los síntomas que así lo indican son sólo señales falsas?

R. Es muy difícil determinar en qué punto se encuentra la economía norteamericana. Hay señales en las dos direcciones opuestas. Yo creo que hay unos ciertos síntomas de mejora de la situación. Ahora bien, que esto quiera decir que se está saliendo de la recesión es prematuro afirmarlo. Lo que sí es posible es que se haya tocado fondo.

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