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Suárez tendrá dificultades para mantener unida su mayoría, dicen los socialistas

La constitución de una nueva mayoría parlamentaria en torno al presidente del Gobierno y la ruptura definitiva de la ambigua situación de consenso mantenida hasta ahora con el PSOE coloca al primer partido de la oposición en una situación de minoría que puede alterar seriamente su presencia política.

Las primeras reacciones entre los dirigentes del PSOE y sus más directos colaboradores son de aparente tranquilidad: la fórmula gubernamental, dicen, contiene elementos de inestabilidad y puede producirse una nueva crisis. Pero están divididos en cuanto al plazo en que ello puede producirse: hay quien cree que será en primavera, mientras otros piensan que el Gobierno llegará a 1983.La actitud de los socialistas en los próximos meses no puede ser otra que dificultar el progreso de esa mayoría recién constituida. La dirección del PSOE parece decidida a obstaculizar la solución gubernamental para la autonomía andaluza, bloqueándola a través de la Junta de Andalucía -donde PSOE y PCE disponen de rnayoría-, al mismo tiempo que emprenderá una campaña de explicación al pueblo andaluz respecto al «engaño» que supone esa fórmula. «Rojas Marcos», opinan fuentes socialistas solventes, «se ha equivocado por completo, creyendo que él va a llevar la autonomía a Andalucía del brazo del Gobierno».

Más difícil es determinar la política socialista respecto al mundo sindical y a las negociaciones con la CEOE, que hasta ahora han venido más o menos fundamentadas en el consenso con el partido gubernamental respecto a las líneas generales del proceso. En materia sindical, los socialistas van a enfrentarse con los comunistas dentro de pocas semanas, a través de las elecciones sindicales, pese a que en otros campos de la actividad política todo parece invitarles a una mayor colaboración. Las primeras manifestaciones de fuentes socialistas son, a este respecto, bastante escasas: los socialistas van a defender, por supuesto, su espacio sindical. Respecto al resto de los problemas, es pronto para establecer cuál será la política concreta que se adopte.

Algunos sectores del PSOE se muestran descontentos por la «falta de agresividad» en la respuesta de este partido al presidente del Gobierno. Aunque, en general, se reconoce la hábil actuación de Felipe González, fuentes del sector crítico dicen que «faltó altura y garra en el ataque».

La imagen del líder

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En aplicación de la famosa frase «de lo perdido, saca lo que puedas», la dirección socialista cree haber salvado intacta la imagen de su líder, Felipe González, como una posible alternativa real a Adolfo Suárez. Ninguna de las intervenciones del secretario general del PSOE dieron lugar a una imagen de radicalización ante el electorado. Antes al contrario, algunos de sus «mensajes» parecen insinuar el intento de recuperar banderas perdidas por Suárez: de ahí su invocación a lo «español» frente a los vericuetos y complejidades en que están entrando las reivindicaciones nacionalistas.Todo ello no evita el problema principal, que es la pérdida de la posibilidad de tener un mayor protagonismo político en base a la inexistencia de una mayoría gubernamental. Esta situación, que es la que existía hasta ahora, ha sido profundamente alterada por la constitución de la nueva mayoría, que no es precisamente la auspiciada por el PSOE hace unos meses. Con 180 votos, Suárez tiene mayoría absoluta para casi todas las cuestiones que necesite llevar al Parlamento -excepto el famoso Consejo de Administración de RTVE y el Consejo General del Poder Judicial-, entre ellas, todas las leyes orgánicas, a condición de que mantenga unida la mayoría UCD-PSA-Minoría Catalana.

Por su parte, Joan Reventós no ha desaprovechado la ocasión para acusar al partido de Pujol de «sucursalizar la Generalidad», al alinearse con un Gobierno derechista y centralista, tras el apoyo concedido por Convergencia i Unió al presidente Suárez, según declaraciones realizadas ayer.

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