El presidente de la FISA piensa romper sus compromisos con los conductores
Las relaciones entre los constructores y pilotos de fórmula 1, de un lado, y la Federación Internacional del Deporte del Automóvil (FISA), de otro, llegarán, en pocas semanas, a una situación límite que probablemente finalice con la ruptura total y definitiva entre ambas partes y con la creación de un mundial paralelo. La calma -ficticia- que parecía reinar desde el acuerdo logrado poco antes del Gran Premio de Francia se trocará en guerra abierta cuando el presidente de la FISA, el francés Balestre, anuncie en las próximas semanas que el acuerdo queda definitivamente roto y que la federación vuelve, sin posibilidad de negociación alguna, a sus posiciones anteriores, complicadas aún más con la pretensión de los federativos de sacar dinero para ellos a costa del mundial de fórmula 1.
Tras el grave conflicto entre los constructores y pilotos con la federación, sacado a la luz por un problema pueril y hábilmente evitado por el francés Balestre cuando cronológicamente tendría que haberse producido -en el Gran Premio de Mónaco-, para trasladarlo a España, ambas partes parecieron llegar a un acuerdo sólo unas horas antes de que el Gran Premio de Francia comenzara a disputarse.En aquel momento, presionado por el hecho de que los pilotos se negaban a tomar parte si antes no había arreglo entre ambas partes -y entonces lo que estaba en jue go no era la carrera española, sino la francesa- ,el presidente de la Federación Internacional, el francés Balestre, anunció pública mente haber firmado un compro miso por el que las normas técnicas sobre las faldillas -elementos ae rodinámicos imprescindibles en la actual estructura de estos mono plazas, y a las que los constructores no están dispuestos a renunciar por el capricho de unos federativos cuya experiencia y conocimientos pueden considerarse nulos-, verían retrasada su entrada en vigor del 1 de enero de 1981 hasta el mismo día de 1985. Con respecto a los accidentes, no existe prueba alguna que puermita demostrar que la causa del accidente se haya debido precisamente a las faldillas, algo que, en su desconocimiento técnico, los federativos parecen haber pasado por alto. Máxime, cuando existen sobrados ejemplos en categorías inferiores como la fórmula 2, en las que no se utilizan estos elementos aerodinárnicos, y también el caso de accidente los coches han volado. En el caso del mortal accidente del francés Depailler -en el que su coche. no llegó a volar en ningún momento-, y según demuestran con nitidez las fotograflas de los restos del coche esparcidos junto al lugar donde el piloto encontró la muerte, en ese lugar no estaban colocadas las barreras de protección.
La pretensión económica
Al margen de eso, los federativos quieren controlar también losingresos de los pilotos. Según su nuevo proyecto, los organizadores deberán depositar el dinero correspondiente a las primas de salida y premios de los pilotos -unos cincuenta millones de pesetas por carrera- en la Federación Internacional que, posteriormente, dará a los pilotos dichos premios y primas tras haber descontado un 2% por no se sabe bien qué conceptos. Ahí pueden estar las razones que han movido a Balestre -que ya tuvo una fuerte contestación hace algún tiempo, cuando se publicó su actuación con ocasión de la invasión alemana de Francia- y al grupo que le apoya en la Federación Internacional. Además de la indudable ansia de poder del francés, el observar c6mo la actual organización formada por constructores y pilotos (FOCA), presidida por el británico Bernie EccIestone, ingresa cifras fabulosas de dinero por la organización de un circo que la propia FOCA ha creado -no existe duda alguna de que la fórmula 1, tal como hoy día se conoce, es obra casi personal de la habilidad de Bernie EccIestone, por lo que, indudablemente también, el británico ha ganado impresionantes cantidades de dinero.
Pese a que los actuales ingresos de la FISA son muy importantes y en ningún momento han impedido los fastuosos viajes por todo el mundo a cargo de estos federativos, los muchísimos millones que podrían engrosar las arcas de la Federación Internacional por este recién descubierto concepto parecen estar en el fondo de las actuales maniobras del presidente Balestre.
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