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Giacinto Lentini: "El terrorismo preocupa mucho más a la sociedad que al Estado"

«La larga y sangrienta historia de los que se pueden considerar verdaderos intentos de guerra civil en Italia tiene mucho que ver con la situación de la reciente historia y la evolución de las ideologías en el país italiano», dijo ayer, en la Universidad Internacional de Santander, el catedrático, de Sociología del Conocimiento de la Universidad de Nápoles, Giacinto Lentini, que habló sobre Violencia, terrorismo y, marginación social. Refiriéndose concretamente al caso italiano, para el profesor Lentini, «el actual fracaso de la forma tradicional de Estado en Italia, así como la crisis de los partidos políticos, enmarcan el cuadro en el que se desenvuelve ese terrorismo».Después de explicar el nacimiento del llamado «movimiento», autor de la guerrilla de masas, y la formación ideológica de las organizaciones más cerradas y sectarias, sobre todo las Brigadas Rojas, Giacinto Lentini afirmó que «las posibilidades de cambio radical de las instituciones políticas en Italia son escasas», pero que a pesar de ello, «los terroristas están convencidos de que con sus sangrientas acciones van a ser capaces de modificar una situación que, por más que no convenza a todos, es el resultado de muchos años de legitimaciones expresadas periódicamente».

Aunque, en opinión del profesor Lentini, a partir de los años sesenta el terrorismo, tanto en actos como en muertos, «cobra en Italia un incremento exponencial», su base social «está dispersa y no es numerosa».

Sus posibilidades de imbricarse en la sociedad son prácticamente nulas. La necesidad constante de recurrir a acciones, cada día más violentas, revela la propia ineficacia de sus análisis.

El sociólogo italiano diría también que «hay grupos y sectores interesados en que el terrorismo continúe, aunque bajo un cierto control», y que estos sectores instrumentalizan a los grupos terroristas con más frecuencia de lo que los terroristas mismos sospechan, y que en Italia el fenómeno terrorista inquieta mucho más a la sociedad que al Estado, ya que éste, pese a su fracaso en el desmantelamiento de esos grupos o en la resolución de las permanentes crisis gubernamentales o parlamentarias, no se ve afectado profundamente, mientras, que «los ciudadanos pierden sus vidas y determinados profesionales se ven afectados en el desarrollo de sus trabajos».

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