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Reportaje:

No hay fronteras ideológicas en Africa para Europa occidental

Occidentales y socialistas adoptan posturas muy curiosas respecto a los movimientos de liberación y los nuevos poderes independientes. La URSS, Cuba y Alemania del Este, los más activos en Africa, parecen sobre todo interesados en contabilizar a su favor países que se autodenominan socialistas, lo sean en verdad o no. El criterio seguido para extender certificados de buen comunista no tiene nada que ver con los cambios concretos introducidos en cada país, sino con las facilidades militares, económicas y políticas que se conceden a la URSS y el apoyo político que se le presta a sus aventuras internacionales.

Estados Unidos, mucho menos activo políticamente en Africa que la URSS, aparentemente actúa con la misma cortedad de miras, apoyando a grupitos insignificantes o líderes desprestigiados por el simple hecho de que manifiesten sus simpatías por la sociedad occidenta, la libre empresa o los valores democráticos que se expresan a través de elecciones.Junto a éstos, los vivos europeos, Francia y Alemania Occidental principalmente, parten del principio de que tanto los que se proclaman socialistas como los que se pretenden prooccidentales se encuentran sometidos a las mismas limitaciones tribales, económicas, políticas y educacionales, y que, cualquiera que sea la etiqueta colocada, los regímenes entre sí no difieren mucho, y con todos ellos es posible establecer una fructífera cooperación.

En el caso de Namibia, Alemania Occidental es un ejemplo típico de pragmatismo sin fronteras ideológicas. El Gobierno de Bonn coopera más o menos discretamente con Suráfrica. El líder bávaro Joseph Strauss aporta una ayuda sustancial al movimiento guerrillero angoleño UNITA, de Jonas Savimbi; la fundación Friedrich Neumann financia, en gran medida, al SWAPO y, a través, de canales secretos, se cree que algunas grandes empresas germanas dan dinero a su dirigente, Sam Nujoma. El caso de Francia es mucho más conocido. En lo que concierne a Suráfrica y Namibia, a la par que el Gobierno francés vende patentes militares a Pretoria, el Quai d'Orsay concede becas a los partidarios de Nujoma.

Este pragmatismo occidental es muy parecido al socialista. La URSS pudo cooperar simultáneamente con Francisco Macías, de Guinea Ecuatorial; Idi Amin, de Uganda; el DERG etíope, el MPLA, de Angola, y Gadafi. El apoyo de la URSS, Cuba y Alemania del Este al SWAPO de Nujoma no es exactamente porque pueda llevar a Namibia hacia el socialismo, sino porque puede instalar en el poder a un régimen prosoviético.

Criaturas surafricanas

Junto al SWAPO y a los grupos nacionalistas radicados en Windhoek, otros grupos, como la Democratic Turnhalle Alliance (DTA) y ACTUR, o el Consejo de Ministros creado desde julio último, pueden calificarse de criaturas surafricanas.

Mezclados con éstos, pero en realidad constituyendo también un área de poder perfectamente diferenciada, están los jefes tribales tradicionales y hereditarios, vendidos todos ellos a Suráfrica, según el SWAPO. Privilegiados por el sistema, la mayor parte de estos jefes teme tanto o más que la propia Suráfrica el fin de la dominación blanca.

Como el apartheid, en teoría, ya no está en vigor en Windhoek, invitamos a cenar, en el hotel Kalahari de la capital namibia, a Chief Richard Mamili de Caprivi y a su ministro dentro del consejo de Dirk Mudge, Patrick Limbo. Con su imponente humanidad a lo Idi Amin y unos bigotazos que le envidiaría Dalí, Chief Mamili es uno de los muchos líderes africanos de Tiffany's y Trafalgar Square.

«Hemos gastado tres años en discusiones inútiles con la ONU, afirma Chief Mamili. Ahora, añade refiriéndose al Consejo de Ministros multirracial recién creado, lo que queremos es echar a andar por nosotros mismos, empezar a resolver los problemas de nuestras gentes sin perder otros tres años más».

«No podemos decirle ahora a Suráfica: "OK, se ha acabado, vosotros, blancos, dejadlo todo y marchaos, que no queremos blancos aquí". Ya ha visto lo que ocurrió en Angola y Mozambique después que se fueron los portugueses, que no hay comida y que el caos se apoderó de ellos. Nosotros necesitamos a los blancos, su inteligencia y su capacidad, tanto para dirigir aún este país como para educar a nuestra gente, porque prepararse para gobernar lleva tiempo».

«Sin embargo», añade Chief Mamili, «en Namibia ya han ocurrido cambios importantes. Ya ve, estamos aquí en este restaurante para blancos comiendo con usted. Esto era inconcebible tan sólo hace dos años. Ahora hay negros viviendo en Windhoek».

En realidad, los negros que viven en la zona blanca se pueden contar con los dedos de la mano. Incluso, el restaurante más lujoso de la ciudad exige una indemnización de millón y medio de dólares al Gobierno en concepto de los daños y perjuicios que le acarreara tener que abrir sus puertas a los negros. «Es verdad», responde Chief Mamili, «que sólo los jefes negros viven en Windhoek, pero esto ya no es consecuencia de la segregación racial, sino de posibilidades económicas. Pedir que todos vivan aquí es un poco el comunismo, que quiere igualarnos a todos. Eso es imposible porque unos tenemos dinero y otros no».

Oposición blanca

Perteneciente a la misma área política que Chief Mamili, A. Brinknian, de la ACTUR blanca, que incluye a la filial namibia del Partido Nacional surafricano, se opone al Consejo de Ministros de Dirk Mudge. «Las elecciones de diciembre de 1978», dice Brinkman, «no fueron elecciones legislativas. Por otra parte, ese Gobierno no ha sido elegido por nadie, sino a dedo por la DTA. Nosotros estuvimos de acuerdo en que tuviera una composición tribal, pero por lo menos que los líderes tribales que lo integren sean representativos de sus grupos».

Para A. Brinkman lo que existe ahora en Namibia, después de la abolición del apartheid, es discriminación contra los blancos. «Yo, por ejemplo», explica, «no puedo comprar una casa o un rancho en la región ovambo-okavango. Sin embargo, ellos sí pueden comprarla en Windhoek. Y las mejores tierras agrícolas de Namibia están en okavango».

La ACTUR acepta la resolución 435 del Consejo de Seguridad como «el mejor vehículo para una solución internacionalmente reconocida». No obstante, añade Brinkman que «la resolución 435 contiene elementos que presuponen que las elecciones previstas no serían libres ni limpias, ya que la ONU reconoce a Sam Nujoma como representante único de Namibia». Para él, la ONU tiene que retractarse y dejar sin efectos ese reconocimiento, porque «si la ONU no aceptó las elecciones de 1978 que supervisó Suráfrica, nosotros tampoco aceptamos unas elecciones supervisadas por una ONU que tiene tomado partido por el SWAPO».

Inversionistas asustados

Para Willy Marais, el poderoso secretario general de la DTA de Dirk Mudge, lo que ellos están haciendo en Namibia «es realmente revolucionario a los ojos de Suráfrica. Lo que hacemos es todo en interés de la mayoría democrática que cree en la libre empresa». No obstante, reconoce que la situación económica y social de Namibia se deteriora rápidamente porque «los inversionistas están asustados y no tienen confianza en el futuro. Ahora que tenemos poderes ejecutivos en el territorio», indica refiriéndose al Consejo de Ministros, «creemos que podremos ofrecer una mayor seguridad para el porvenir».

«La comunidad internacional sólo reconoce a Suráfrica, por un lado, y al SWAPO. Queremos que se nos reconozca a nosotros, pero hasta ahora la ONU no ha querido ningún contacto con la DTA. Dicen que somos marionetas de Suráfrica, sin embargo, lo que deseamos es tener un Gobierno autónomo para organizar esas elecciones que la ONU pide supervisar».

«La DTA ya ha eliminado el apartheid en Namibia, hemos abierto todos los trabajos a los negros y éstos pueden ahora instalarse en las ciudades blancas. La DTA ha logrado ya lo que el SWAPO pedía originalmente. Es verdad que todavía subsisten prejuicios raciales, pero éstos existen en todo el, mundo. Podemos cambiar la legisláción, pero no el corazón de los hombres».

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