La primera reunión posolímpica en Roma no ha registrado ninguna marca mundial
La primera reunión posolímpica disputada en Roma no produjo ningún récord mundial, pero sí tuvo un magnífico nivel. Tres atletas, aunque fallaron, intentaron superar las respectivas plusmarcas. Dos de ellos, Vigneron y Simeoni, estuvieron en Moscú -donde ganó la segunda-, pero no el alemán Moegenburg, ex recordman mundial de salto de altura. Mennea hizo la mejor marca del año en 200 metros, y dos campeones olímpicos, los soviéticos Markin y Sedykh, fueron derrotados por «ausentes» en los Juegos. Sólo en cuatro de las diecisiete pruebas celebradas vencieron norteamericanos Y en siete -con tres estadounidenses- se lograron mejores marcas que en Moscú.Las reuniones posolímpicas de atletismo que continuarán con la de Berlín Oeste, mañana, viernes, sólo podrán ofrecer ciertos datos de posible comparación tras la ausencia de muchos atletas en los Juegos de Moscú. Pero la única evidencia será siempre el daño producido y el haber perdido irremediablemente la oportunidad de comprobar lo que pudo suceder. Además, en bastantes casos, ni siquiera será posible el enfrentamiento. En Berlín, como en Roma, no estarán los alemanes orientales, por ejemplo, con la disculpa «oficial» del cansancio. En la capital italiana participaron 250 atletas y sólo ocho campeones olímpicos en las diecisiete pruebas disputadas, trece masculinas y cuatro femeninas. La presencia de norteamericanos, especialmente, canadienses, alemanes occidentales y keniatas, fue la novedad.
Pietro Mennea confirmó su título olímpico de 200 metros y con 20.01 mejoró su marca moscovita e hizo la mejor del año en la distancia. Sara Simeoni ganó la altura, con 1.98 metros, un centímetro más que en su triunfo olímpico y volvió a fallar en su intento de superar, con 2.02. el récord mundial que posee en 2,01. La soviética Eva Koraisova, otra de las campeonas olímpicas, ganó los 100 metros vallas con 12.39 (viento favorable de 1,50 metros por segundo) mejor, que sus 12.56 olímpicos. Sin mejorar, pero igual de arrolladora, se impuso Kazakina en los 1.500 (3.58.94). Incluso en la pértiga, Kozakiewicz fue segundo, tras el ex recordman mundial Vignero, que después de ganar, con 5,70, intentó tomarse la revancha completa de su séptimo lugar en Moscú, pero falló los tres intentos sobre 5,80, que hubiesen superado los 5,78 del polaco. Todos ellos derrotaron a boicoteadores, como la canadiense Debbie Brill, 1,91 en altura, o todos los norteamericanos.
Éxitos que «hicieron pensar», en cambio, fueron los de dos alemanes Riehm (RFA), con 80,78 en martillo, y 80,80, récord alemán un día antes de la final olímpica, por delante del medalla de oro y recordman mundial -81,80 en Moscú- Sedykh, que lanzó 80,54. También fue sintomático el de Schmidt en 400, con 45,17, y del keniata Konchellah, 45,55, ante el soviético Markin, 46,02, gran campeón olímpico y recordman europeo en Moscú, con 44,06. En otras pruebas «norteamericanas», Floyd ganó en 100 metros, con 10.20 -Wells en Moscú hizo 10.27 aunque con peores condiciones ambientales- Moses logró su 46 triunfo consecutivo en 400 vallas -48.57 por 48.70 de Beck, e incluso Walter fue segundo, con 48.82, mejor que Archipenko, «plata» en Moscú, con 48.86-. En las restantes, destacó lógicamente Moegenburg (RFA) en altura, que tras ganar con 2.30, intentó sin éxito los 2,36. El nivel de los 800, 1.500, 5.000, 3.000 obstáculos 110 valla -sin Nehemiah- y disco sólo fue de finalistas, pero no de triunfadores en potencia. La primera reunión de Roma, en cualquier caso sirvió para recordar, como sucederá mucho tiempo, lo que pudieron haber mejorado los Juegos de Moscú, con la presencia de los «ausentes forzados». El día 13, en Zurich, se espera el punto álgido.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.