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Otra semana más, para que no decaiga

Otra semana más que ha continuado en la misma línea que las precedentes, con su máximo incluido para no desmerecer de las anteriores. El mercado se mantuvo moderado, se mantuvo, como siempre, «dentro de un orden», con escasa asistencia de público en el parqué. Planeaba sobre la Bolsa las acciones terroristas y el reducido número de habituales comentaba en voz baja los últimos sucesos.Si es que tuvieron alguna influencia fue sin duda al comienzo de las sesiones, aunque el mercado volvió rápidamente a sus cauces habituales, sin pena ni gloria, hasta el miércoles en que el índice pegó un salto para situarse en 103,98. A partir de entonces el aburrimiento volvió a enseñorearse del salón de sesiones. Aburrimiento y atonía propiciada, además, por el calor agobiante que en la calle se dejaba sentir.

A pesar de todo, hay que reconocer que la semana pasada logró superar el volumen de negocio de la anterior, aun operándose dentro de límites muy estrechos, como por otra parte corresponde a la época del año. En la última sesión el interés vino de la mano de Telefónica, que logró alcanzar la máxima cotización del año. Igualmente el desdoble de capital que iniciaba Banesto y la repercusión que tendría sobre su cotización el descuento del dividendo a cuenta que realizaron el Banco Popular y el Herrero, sirvieron para que al menos la atención se despertara entre los escasos bolsistas.

Por sectores, el eléctrico estuvo más desigual que en días pasados, bajando 0,85 enteros. El de varios, por el contrario, llegó a ganar casi cuatro enteros, y el de monopolios 2,77. Además del eléctrico, químico y textil bajó 0,81, inversión 0,55 y el siderúrgico, 0,31.

Ha sido, en definitiva una semana más, aunque el índice se haya remontado nuevamente a su máxima del año, cosa que por otra parte ya no sorprende a nadie, ni supone tampoco ninguna novedad. Se comentaba al cierre de la semana el Consejo de Ministros del jueves, el más largo, pero no en un tono en el que se pudiera adivinar confianza. Hace mucho que la Bolsa ha perdido su esperanza en que el Gobierno inicie medidas que ayuden a salir al mercado de valores de su clásica abulia.

Se van los ministros de vacaciones y muchos habituales del parqué harán lo mismo. Algunos ya lo han hecho. El mes de agosto alcanzará, salvo alguna sorpresa veraniega, sus más altas cotas de sopor. A juzgar por la última sesión no caben esperar demasiadas sorpresas. Y la noticia de la muerte de los marqueses de Urquijo en su casa de Somosaguas, que llegaba a la Bolsa cuando ya se habían cerrado las operaciones, cayo sobre los asistentes con rumores de todo tipo y especulaciones dispares.

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