Magnífico empate con la campeona olímpica
Al equipo español se le discutió la validez de su cartulina para competir en los Juegos. El domingo, en Kiev, los jugadores supieron luchar como auténticos aficionados, como auténticos amateurs. Su derroche de energías, su bravura, su fe en el triunfo y su capacidad de reacción ante un gol en contra les convalidó totalmente cualquier consideración marginal. A los Juegos Olímpicos se viene a buscar la victoria, y los jugadores españoles hicieron cuanto pudieron por conseguirla. El empate contra una de las mejores selecciones del torneo olímpico les ha calificado ya como aspirantes a una medalla.Pepe Santamaría no quiso arriesgar en demasía, dada la calidad del adversario; pero tampoco hizo un equipo defensivo para buscar una derrota honrosa, que era lo que se temía. Cierto es que Rincón y Angel bajaron desde la línea de ataque a colaborar en misiones defensivas, pero en modo alguno se renunció al gol.La selección española luchó desde el inicio, e incluso durante gran parte del tiempo impuso el ritmo del encuentro. Joaquín, David y Víctor, en la línea medular, no se dejaron ganar la partida por los centrocampistas germánicos y atrás hubo una firme defensa, en la que Urquiaga, Gajate, De Andrés y Quique no se limitaron a proteger al eficaz, y a veces espectacular, Buyo -sobre todo en los despejes de puño-, sino que intentaron crear el fútbol necesario para que el balón saliera controlado desde atrás.
Rincón, aunque no tuvo fortuna ante el gol, estuvo bullidor siempre y creó ocasiones de peligro. Los alemanes, ante el marcaje pegajoso de los españoles -nadie abandonó a su par-, no supieron encontrar el camino del triunfo. Los balones bombeados desde lejos fueron despejados ventajosamente por Buyo. El meta hispano, en una ocasión, se fue detrás de un balón trompicado casi hasta la línea de medios para echarlo de un fuerte patadón a las gradas. Otro portero quizá hubiera retrocedido, y ello habría sido un grave error. Buyo reaccionó con prontitud y sorprendió a los atacantes contrarios.
En el fútbol internacional, habituálmente, los jugadores españoles se arrugan en cuanto asoma la fortaleza contraria. El domingo no fue así. Nadie volvió la cara. Nadie se inhibió en los momentos comprometidos. Aunque el juego no fue malo y las jugadas que se intentaron tuvieron buenas dosis de imaginación, lo mejor del conjunto hispano fue, sin duda, su capacidad de sufrimiento y sacrificio. Cuando se pone fe en la contienda, difícilmente se conceden ventajas al adversario.
España no se dejó arrinconar en su parcela. Los centrocampistas alemanes no pudieron imprimir su ritmo y ello sé notó en el desarrollo del partido. La velocidad de los españoles fue superior en muchos minutos a la de sus adversarios.
La selección española tuvo un buen debú. Ahora la primacía del grupo tendrá que resolverse por el gol average. Esa quizá puede ser la ventaja de la RDA, que parece más potente que España en el disparo a puerta.
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