Francia informará al Gobierno español de las conclusiones de la "cumbre" económica de Venecia
El ministro francés de Asuntos Exteriores, Jean-François Poncet, informará al Gobierno español de los resultados de la cumbre económica de Venecia, y de las decisiones de ésta en el terreno monetario, fiscal y energético, según anunció ayer un portavoz de la presidencia de la República Francesa. Esta información se considera en medios autorizados como meramente rutinaria, ya que normalmente corresponde al Gobierno francés informar a los países vecinos de la Comunidad Económica Europea (CEE) de las conclusiones de este tipo de reuniones internacionales.Sin embargo, en algunos medios no se considera una ironía, sino un contrasentido, que sea esta vez el Gobierno de Giscard d'Estaing quien cumpla este encargo. Entre España y Francia han surgido serias dificultades políticas y económicas en las últimas semanas, debido al enfrentamiento sobre el ingreso de España en la CEE y los ataques indiscriminados de agricultores franceses a los camiones españoles, cargados de frutas y hortalizas, en ruta hacia los mercados galos.
Junto a España, también serán informados por París de los resultados de la cumbre económica de Venecia los Gobiernos de Grecia, Portugal y los países escandinavos. Tradicionalmente ha sido París el encargado de cumplir este trámite después de las cumbres económicas, mientras que este servicio, en el contexto militar y político, ha correspondido a Estados Unidos. Cabe adelantar, en este sentido, de que será un alto funcionario norteamericano el que comunicará al Gobierno español los resultados de la reunión del consejo ejecutivo de la OTAN que se está celebrando en Ankara.
Según manifestó ayer el portavoz presidencial francés, la reunión económica de Venecia entre los siete líderes de los principales países occidentales «ha marcado un progreso incuestionable y una vía convergente de la acción necesaria para resolver las dificultades económicas del mundo actual».
En el análisis final que se puede hacer de los resultados ole la cumbre económica de Venecia no cabe duda de que serán los temas energéticos los que, presumiblemente, dominarán el proceso de información por parte francesa al Gobierno español. Aparte de la ratificación de !a lucha antiinflacionista, «con sacrificios», que el presidente norteamericano reconoció que era el principal mensaje de Venecia, los siete grandes propusieron todo un ambicioso plan de reducción del consumo de petróleo.
Este plan incluía aumentar la producción actual del carbón en la década que acaba de comenzar, el desarrollo al máximo de las posibilidades de la energía nuclear, la reconversión de los consumos basados en el fuel-oil, la eliminación del vínculo entre el crecimiento económico y el consumo de crudo y ¡a inversión en empresas productivas y generadoras de empleo. El objetivo de este plan es reducir la dependencia del petróleo de un 53% al 40% en la próxima década.
Es de esperar que, en la exposición a las autoridades españolas de este programa, el Gobierno español presente algunas reservas, muy en la línea de las ya expuestas ante el consejo ejecutivo de la Agencia Internacional de Energía (AIE). La postura española sobre las propuestas de los siete grandes en la cuestión de la reducción del consumo de petróleo no son plenamente coincidentes. Madrid pretende, como mínimo, que se le respete su derecho a mantener el mismo nivel de crecimiento económico, a base del mayor consumo de energía, ya que considera que los puntos de partida analizados por la AlE son discriminatorios.
Para Madrid, el consumo medio de energía en España es considerablemente inferior a la media de los países de la AlE y estima, en este sentido, que si la AlE obligara a España a reducir en los mismos porcentajes que a otros países su actual nivel de consumo de petróleo, las repercusiones sobre la economía española serían mucho más perjudiciales que para el resto.
En el terreno de la política económica, las conclusiones de Venecia son, en este punto, plenamente asimilables por nuestra economía y, desde un punto de vista práctico, deberían ser escuchadas por nuestras autoridades económicas. Tras recomendar el mantenimiento de las restricciones fiscales y monetarias para controlar los altos índices de inflación, los siete grandes recuerdan la necesidad de que cada país estimule la inversión productiva. Asimismo, los responsables de las principales economías motoras de Occidente señalan que los Gobiernos respectivos deben dar mayor campo de acción al sector privado, en detrimento de los crecimientos disparatados de los gastos del sector público.
En otras palabras, los siete grandes tienen bien claro en sus mentes que la solución de la actual crisis que atraviesa la economía occidental no vendrá por el camino del estímulo de las inversiones públicas, y mucho menos por los subsidios encubiertos de ayudas a la inversión a las empresas en crisis, sino más bien por la asistencia a aquellas empresas e inversiones que generen una riqueza sana y mayor número de puestos de trabajo.
Otro de los puntos resaltables del comunicado final de Venecia, plenamente aplicable a nuestro país, es la recomendación para que se busquen otras fuentes alternativas al petróleo en el terreno energético. En este sentido, el Ministerio de Industria ha dado pasos alentadores en el terreno de la reconversión de nuestros mecanismos de producción de energía eléctrica con el plan de construcción de siete nuevas centrales térmicas.
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