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La izquierda ha perdido 566 escaños en las elecciones administrativas italianas

Juan Arias

Con los datos definitivos de las elecciones regionales, provinciales y municipales que se acaban de celebrar en quince regiones y 85 provincias, ya es posible hacer un primer balance sobre la nueva geografía política del país en las administraciones locales. Y el primer dato indiscutible es que la izquierda, en conjunto, ha perdido, a pesar del triunfo socialista, mientras ha ganado la Democracia Cristiana.

De hecho, el partido comunista ha perdido catorce escaños en las regionales, 44 en las provinciales, 72 en las capitales y 477 en las otras ciudades.Los socialistas han ganado cuatro en las regionales, diez en las provinciales, veintisiete en las capitales y 189 en las otras ciudades. El aumento socialista no compensa la pérdida comunista, y la izquierda pierde 566 escaños.

La Democracia Cristiana ha ganado trece escaños en las regionales, 32 en las provinciales, 85 en las capitales y 591 en las otras ciudades.

El partido socialista obtuvo su mayor triunfo en Milán, donde ha obtenido el récord de su historia: el 20%. Pero Milán es la ciudad de Bettino Craxi, secretario general del partido, a cuyo éxito personal achacan los observadores el avance socialista. Precisamente por esto se piensa que desde hoy será más difícil crear gobiernos locales de «izquierdas» en el país, porque Craxi es más partidario de gobiernos de «centro-izquierda» que de «alternativas de izquierdas o laicas». Mientras en las regiones que los comunistas dominaban desde antes de 1975, el Gobierno seguirá siendo de izquierda, en las otras regiones conquistadas en 1975 (Piamonte, Liguria, Lazio y Marcas), todo dependerá de los socialistas y de los socialdemócratas y republicanos, los cuales ya han manifestado que no desean gobernar con los comunistas.

Craxi, sin embargo, tendrá que ir con pies de plomo para no enemistar a la izquierda de su partido con los radicales y, al mismo tiempo, con la Democracia Cristiana, quien podría hoy ofrecerle la presidencia del Gobierno a condición de dejar fuera a los comunistas.

Esperanza comunista

Los comunistas están, sin embargo, contentos viendo que en relación con las últimas elecciones legislativas de 1979, aunque siguen perdiendo en las ciudades pobres del Sur, a excepción de Nápoles, donde gobiernan, han empezado a aumentar en las grandes ciudades industriales del país. La Democracia Cristiana, al contrario, sigue ganando en el Sur subdesarrollado, y empieza a perder en los grandes centros del Norte. Por eso, dicen los comunistas, el futuro juega «a nuestro favor, porque el Sur tendrá que acabar industrializándose».Para la Democracia Cristiana, el bocado más amargo ha sido la victoria en Nápoles del neofascista Almirante, el cual ha ganado tres escaños y ha aumentado un 8% los votos sobre las últimas legislativas, mientras la Democracia Cristiana ha perdido precisamente esos tres escaños. Lo que demuestra que Almirante no robó ni un voto a los comunistas, como éstos habían temido. Pescó sólo en el potente mundo democristiano que durante veinte años fue el rey de Nápoles.

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