Adolfo Suárez afirma que UCD está sola y cercada por la demagogia
El presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, admitió ayer, ante los 1.800 militantes que asistían a la clausura del Primer Congreso-Asamblea de la UCD de Andalucía, que su partido se encuentra solo, cercado por la demagogia y asediado por el menosprecio; que ha podido cometer errores, pero que le, han sido por el bien de Andalucía; expresó su convencimiento de que esos errores serán olvidados «cuando la obcecación permita ver que hemos ofrecido la única vía segura para construir el Estado de las autonomías»; prometió a Andalucía que nada le será negado ni en competencias ni en instituciones autonómicas respecto a otras comunidades de España, y si no, que se lo demanden en las urnas negándole el voto en las próximas elecciones, y pidió, a cambio, al pueblo andaluz que «desenmascare a los demagogos y restituya a UCD el prestigio que se le ha negado».
Cada vez que a lo largo de su discurso Adolfo Suárez fue dejando caer estas afirmaciones, los militantes centristas replicaban con una salva de aplausos, que se prodigarían especialmente cuando el presidente del partido abandonaba las posiciones defensivas para atacar a diestro y siniestro, más a lo segundo que a lo primero. Sin embargo, a Manuel Fraga le dedicó, sin mencionarlo, una de las frases más intencionadas de su discurso afirmar: «Si lo hacemos tan mal, no entiendo por qué quieren algunos ocupar una pequeña parcela de poder junto a nosotros».«Se dice», afirmó en otro momento, «desde la extrema derecha y desde la prensa de la izquierda, para descalificarnos, que hicimos bien la transición, pero que ya no servimos para esta etapa posconstitucional. Sin embargo, son los mismos que hace dos años nos decían que hacíamos mal la transición, y dentro de poco, cuando tengan que reconocer que construimos correctamente el Estado de las autonomías y nos enfrentamos con éxito a la crisis económica, afirmarán que no servimos para la España de 1983».
A estas críticas replicó diciendo que UCD estaba donde siempre, ni más a la derecha ni más a la izquierda, y que por eso, cualquier proyecto de ensanchar la mayoría del Gobierno será desde una perspectiva estrictamente «de centro y para el centro».
Señaló que hay una falta de seriedad en quienes hablan de la soledad de UCD: «No estamos repentinamente solos, lo hemos estado siempre», dijo. «Nacimos solos y esas son nuestra servidumbre y nuestra grandeza: recibir bofetadas de un lado y de otro para evitar la confrontación histórica de los dos bloques antagónicos de España».
Admitió la existencia de problemas en el partido, pero dijo que no lo devoran: «Las crisis que nos inventan nuestros adversarios no nos debilitan, sino que nos fortalecen», dijo. Invitó Adolfo Suárez a los demás partidos, especialmente al demás partidos, especialmente al PSOE, a que se ocupen más de sus problemas, porque si bien UCD es un partido joven, otros son, a pesar de los años, mucho más inexpertos. «La oposición», señaló, «nos ha acusado de falta de ideas y de equipos y nos acosan con injerencias en nuestros asuntos; nos dicen todos los días lo que tenemos que hacer y, mientras tanto, seguimos sin saber cuál es su alternativa, si es que la tienen».
Justificación de la política autonómica
Gran parte de su intervención en el acto de clausura del Congreso-Asamblea lo dedicó Adolfo Suárez a justificar la política autonómica gubernamental y a explicar el descalabro de la UCD andaluza, no tanto en función de los propios errores, sino más bien de lo que considera una campana demagógica de la oposición, que ha sorprendido la buena fe de los andaluces. Desmintió que, como se ha dicho, UCD fuera contra la autonomía y contra Andalucía, porque ello sería tanto como haber ido contra sí mismos.«Le pido al pueblo andaluz», dijo, «que juzgue duramente a UCD y le niegue el voto en las próximas elecciones si la autonomía que va a obtener es inferior a la vasca o a la catalana. Nada de lo que Andalucía quiera tener le será negado y no se le regatearán ni competencias ni contenidos».
Reafirmándose en su intervención reciente en el Congreso de los Diputados, interpretó la Constitución en el sentido de que la vía del artículo 151 es sólo adecuada para determinadas comunidades históricas, sin mencionar directamente a Cataluña, País Vasco y Galicia. Acusó a la oposición de incoherencia política y demagogia por presionar para la generalización de esa vía. En concreto recriminó a los socialistas que, seis meses después de haber votado afirmativamente la ley orgánica de distintas modalidades de referéndum, pretendan su modificacíón. «Una vez más nos toca decir que no», dijo, «porque tenemos que defender la estabilidad del Estado y ello hará que caigan sobre nosotros palabras muy duras, pero el tiempo nos dará la razón».
El presidente de UCD se refirió también, brevemente, a los problemas de la organización interna de UCD y a los socioeconómicos de Andalucía, objeto ambos de sendas ponencias aprobadas en el Congreso-Asamblea. Reconoció que los estatutos de UCD son insuficientes en lo que respecta a la organización regional del partido y se refirió a la necesidad de dotar de mayor eficacia a los órganos regionales, pero sin olvidar que el Estado de las autonomías precisa partidos nacionales fuertes: «los intereses de Andalucía se defienden mejor en el marco de los intereses generales de España».
En cuanto a los problemas económicos y sociales de Andalucía, reconoció la existencia de una estructura económica inadecuada e injusta, a pesar de que la región reúne todos los factores necesarios para convertirse en una tierra de progreso.
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