La gestión de Reventós, puesta en entredicho por el consejo nacional del PSC
El consejo nacional del Partido de los Socialistas de Cataluña (PSC-PSOE), máximo organismo entre congreso y congreso, rechazó el informe presentado por el primer secretario, Joan Reventós. Ello obligaba a la dimisión de la ejecutiva, pero fue evitado, por acuerdo de las dos tendencias que se reparten el poder, ante el vacío político que se produciría, en vísperas del segundo congreso del partido.
Lo que más sorprende de la no aprobación del informe de Reventós es que ello no fue el resultado de ninguna operación política. Simplemente cayó por su propio peso. El informe no fue votado por ninguna de las dos grandes tendencias, perfectamente estructuradas, que se reparten el poder real en el seno del partido: la de los procedentes del PSOE (que cuentan con el apoyo efectivo de la UGT catalana) y la de los antiguos dirigentes del PSC (Congrés), representada por Obiols (que últimamente pactó con Eduardo Martín Toval).El informe presentado por Reventós no fue votado por ninguna de las dos tendencias debido a que cada una de ellas, según confirmación directa de boca de sus principales figuras, creía que la otra tendencia lo votaría favorablemente. Pero no fue así. Por razones diferentes su contenido disgustó a todos. Reventós lo había redactado de manera que no disgustara a nadie y el resultado fue que no gustó a nadie. El resultado fueron sólo cuatro votos a favor, seis en contra (procedentes de ambas tendencias) y setenta abstenciones.
Un número tan elevado de abstenciones fue debido a que primero se pidió que alzaran la mano los que votaban a favor -fue cuando cada tendencia creía que la otra la apoyaría-, luego que lo hicieran los que se oponían y finalmente las abstenciones.
La primera intención de Reventós fue presentar su dimisión, según fuentes de la propia ejecutiva. Pero se acordó una reunión de la ejecutiva, en la que se decidió únicamente poner los cargos a disposición del consejo. Este, a continuación, sin ningún entusiasmo, acordó que se ampliara el informe y nada más.
Este nuevo incidente tiene como elemento decisivo el poner claramente en entredicho la gestión -o la falta de la misma- de Reventós. «En dos años», afirmó un miembro de la ejecutiva a este diario, «no ha habido debate político. Por tanto, a la primera de cambio salen actitudes viscerales y antagonismo de todo orden. La única vida política es la que desarrollan por separado las tendencias».
En estas últimas semanas, la imagen de Reventós es ya abiertamente criticada. En sectores obreros se ha informado de su origen social, concretado en sus antiguos cargos de consejero de la Compañía de Industrias Agrícolas (cargo que también ocuparon Federico Silva Muñoz y Luis Coronel de Palma) y de la Unión Salinera de España, SA.
Pero las mayores críticas proceden de su radical falta de energía, punto en el que ya empieza a darse una clara unanimidad. Pese a todo, aún no aparecen candidatos claros a la sucesión, que aparece como muy difícil, por lo menos en lo que respecta al próximo congreso, convocado para el 4 de julio.
Por parte de la tendencia del ex, PSOE catalán, la figura más destacada es Carlos Cigarrán, actual secretario de organización. Pero éste no aspira a la sucesión de Reventós. Su tendencia preconiza un replanteamiento total de la línea seguida desde que se iniciaron los enfrentamientos, de los que responsabiliza a Raimon Obiols y a su política de mayorías y minorías.
En cambio, entre los procedentes del PSC (Congrés) abundan los aspirantes a secretario general. Destacan el alcalde Narcis Serra y el diputado Ernest Lluch.
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