La Real, conformista en Alicante

Hércules y Real Sociedad protagonizaron el típico partido de final de la Liga, con los dos obsesionados y preocupados por la imperiosa necesidad de sumar puntos. Esto se tradujo, como es habitual, en noventa minutos de juego bronco, impreciso, sin calidad, con clara inclinación a no encajar un gol más que a hacerlo, y mutuo temor, lo que también propició un buen número de fallos en los dos conjuntos. El 0-0 que ofreció el marcador fue fiel reflejo de lo que pasó en el campo, e hizo justicia.para los méritos de unos y otros.Las bajas de Diego e Idígoras obligaron a modificar el, esquema de juego de la Real y, en cierto modo, le incitaron más a salir al campo con claras pretensiones defensivas. Cierto que salió en algunos contraataques con asomos de peligro, pero estuvieron muy lejos de los que protagonizó en el Bernabéu, como pudo ver toda España. Lo que hizo el domingo el conjunto donostiarra sí se asemejó a una táctica ultradefensiva, porque en muchas ocasiones se hizo patente su renuncia al ataque. Sus contraataques eran lentos e imprecisos, y se quedaban cojos por la derecha -ausencia de Idígoras-, faltos de empuje -baja de Diego-; y es que la Real de esta temporada, tiene muy esquematizado su juego, y nadie ignora que los hombres del banquillo distan bastante de los titulares. Por otro lado, López Ufarte, que se mostró muy incisivo, fue duramente castigado por la defensa alicantina.

Al margen de esto, sobró conformismo y faltó ambición y fe en sus posibilidades al líder, que no actuó como tal, y al que la falta de costumbre de estar donde está le llevan a mantenerse demasiado atento a los resultados de su rival en la clasificación.

El Hércules hizo lo que pudo frente a un equipo claramente superior, y debe dar por bueno el empate.