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Fórmula 1

Los constructores se enfrentan a la Federación Internacional

En una reciente reunión de la comisión técnica de la Federación Internacional del Deporte del Automóvil (FISA), ésta acordó que a partir del próximo día 1 de enero serán abolidas las faldillas en los monoplaza de fórmula 1. El acuerdo ha levantado una fuerte polémica entre los distintos componentes del Circo, algunos de los cuales se niegan rotundamente a respetar «las tonterías que reglamentan algunos viejos que desconocen absolutamente la realidad actual».La intención de los dirigentes de la Federación Internacional, al abolir las faldillas, es la de incrementar la seguridad. Las faldillas son unas planchas verticales colocadas en la parte exterior de los pontones laterales del monoplaza, que sirven como complemento aerodinámico a la nueva técnica de Wing-car -coches de efecto de ala invertida-, introducida por Colin Chapman, patrón del equipo Lotus. En este tipo de técnica, los coches tienen una estructura de ala invertida, con el fin de aumentar la sustentación del vehículo en el suelo en las curvas a altísimas velocidades. El chasis está estudiado de tal forma que se obliga al aire que pasa por debajo del coche a recorrer un extraño camino, que, al ser como un ala invertida, en lugar de favorecer el despegue, como en los aviones, tiende justamente a lo contrario. Las faldillas laterales sirven para incrementar aún más el efecto, al impedir que ese aire que entra por debajo se escape por los laterales.

Con las faldillas se incrementó la estabilidad en las curvas, las velocidades crecieron de forma espectacular y los récords de los circuitos cayeron pulverizados.

Para limitar esta impresionante carrera hacia el ir más rápido, la FISA ha determinado abolir esas faldillas, con lo que el efecto-ala o la técnica Wing-car pueden venirse abajo. Pero la gran mayoría de los constructores -prácticamente todos, menos Ferrari, cuyo coche, por la voluminosidad y anchura de su motor, de doce cilindros acostados, no puede beneficiarse tanto como los demás de esta técnica- han protestado airadamente por esta medida. Los constructores de los monoplaza piensan que esta medida no reducirá el peligro, o que, si lo hace, será sólo de una forma momentánea y circunstancial. Porque en breve surgirán otros inventos que devuelvan a los coches su competitividad actual. El aumento de seguridad tendría que hacerse modificando los circuitos, algunos de ellos muy peligrosos y con escasas medidas de seguridad. Y que, en definitiva, los directivos de la FISA, cuyos conocimientos técnicos en la mayoría de los casos son muy rudimentarios, no tienen capacidad alguna para regular técnicamente una competición tan complicada como la fórmula 1.

La alternativa que proponen los constructores es que se varíen las dimensiones de los elementos aerodinámicos, de las ruedas o del peso de los vehículos; que se reglamente el consumo máximo, pero que no se modifique drásticamente la actual estructura de los coches, porque ello obligará a unos tremendos desembolsos en investigación.

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