Mora desesperó a los jugadores del Hércules
«Mora, Mora, Mora» fue el grito unánime con el que despidió la sufrida parroquia vallecana la actuación de su equipo. El meta rayista había salvado, al menos, uno de los puntos ante el Hércules, o quizá los dos. Realizó paradas espectaculares, decisivas, para desesperación de los jugadores alicantinos, que habían superado al Rayo, salvo en los primeros veinte minutos, pero que vieron roto su esfuerzo por las acciones soberbias del meta ex azulgrana. La historia del encuentro sólo tiene, pues, un nombre. Mora le ganó el partido al Hércules. Mientras, el Barcelona, sigue buscando un portero. Morena, el astro uruguayo, por contra, continúa sumido en un bache tremendo. No pasa del gol trece, falló un penalti e hizo el de su equipo.El Rayo jugó veinte minutos brillantes. Acorraló de salida al Hércules, y se desplegó con buen sentido posicional, garra y ambición. Finalmente pudo debutar el oriundo uruguayo Roberto Alvarez, pese a que oficialmente se había señalado lo contrario. Los medios informativos se vieron sorprendidos así en su buena fe. Alvarez mostró espíritu de lucha, buen toque de balón y un aceptable remate, pese a que no intervino con asiduidad en el juego. Los dos golazos iniciales del Rayo pudieron verse ampliados en esta pequeña fase. Amador, el meta alicantino, salvó un par de remates, uno del propio Alvarez y el segundo de Clares, en la mejor jugada del partido, tras una combinación del debutante con Custodio.
Sorprendentemente, el Rayo se desinfló pronto. Ni siquiera con todo a su favor pudo concretar durante más minutos su fútbol. Cedió terreno, aparecieron los nervios y el Hércules aprovechó la coyuntura. Mora cometió su único despiste, por exceso de vista, en un testarazo de Baena que rozó el travesaño, y Antón, más tarde, disparó al larguero. El Rayo estaba ya roto, sumido en su mediocre línea de este año, pese al esfuerzo de Custodio y Tanco.
Sin grandes alardes, el Hércules arrinconó al Rayo en la reanudación. Solamente en el penalti fallado por Morena -Amador se movió lo suyo antes de tiempo- pasó el equipo vallecano del medio campo. Por contra, el Hércules prodigó el disparo y amenazó siempre con marcar. La sombra del desastre pasó por Vallecas. Había que ver las caras de los jugadores alicantinos cada vez que tropezaban con Mora. Todo un poema. Mora, genial, dio la impresión de haber retrasado la festividad de su onomástica nueve días. Valentín Mora la celebró el domingo por todo lo alto. Nada menos que siete intervenciones espectaculares suyas se sucedieron casi a ritmo continuado. Detuvo balones por alto, testarazos de Giuliano y Baena ajustados a la escuadra. Remates de Antón y Zunzunegui. que parecían no tener otro camino que el gol. A punto estuvo de rechazar el obús de Giuliano en el penalti. Mora llegó a echar por tierra aquella teoría del balón fuerte, raso y junto al palo. Por si fuera poco, al margen, se pasó cinco minutos seguidos -angustiosos- revolcándose por el suelo, saltando, despejando a córner -cuatro consecutivos-. Los aficionados, que vivieron los últimos minutos con la soga del descendido a punto de estirarse, aliviaron su tensión coreando el nombre del meta.
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