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Temperatura bajo cero y fútbol bajo mínimos en Salamanca

Temperatura bajo cero y fútbol bajo mínimos, en el Helmántico. Justo empate entre dos equipos cargados de defectos, temores y amaneramientos. Abrió el marcador, para el Salamanca, Corchado -jugador que pertenece al Atlético y que este club intentó impedir que jugara- y empató Ruiz, a poco del final. Entre uno y otro gol, Rubén Cano falló un penalti y remató su error enzarzándose a tortas con Enrique, lo que costó la expulsión de ambos.El Salamanca comenzó muy bien la temporada, pero ha perdido la fe en sí mismo. El Atlético la empezó mal y sigue en su línea de equipo mediocre, si bien alimenta una cualidad: tiene recursos para extraer el máximo rendimiento de su pobre capacidad de juego. El partido comenzó con un Salamanca entusiasta y acertado en alguno de sus hombres, y un Atlético que sólo existía atrás, pero el paso del tiempo hizo que los locales se volvieran cautelosos, que temieran por su corta ventaja y que, a fuerza de temer por ella y de intentar mantenerla, la perdieran.

El fútbol de ataque del Salamaqca se basaba en la movilidad de Diarte y Corchado y en el trabajo de Juanito en su banda. Más atrás, Enrique, Teixidó y Félix apoyaban lo suyo -el segundo se anotó algunas penetraciones excelentes por la banda izquierda- y el Atlético tuvo que poner atención y sacrificio atrás para no derrumbarse. Arteche cumplió aceptablemente como libero, Ruiz sujetó bastante bien a Diarte y Capón y Quique aguantaron el tipo. En la media, la calidad técnica de Dirceu lució en algunos regates y entregas, pero su aportación no tuvo gran utilidad, porque ni estuvo bien apoyado por sus compañeros de línea ni acompañó sus acciones de sentido práctico.

A los veintitrés minutos, y cuando ya había dispuesto de alguna que otra ocasión, el. Salamanca consiguió abrir el marcador por medio de Corchado -hombre cuya ficha pertenece al Atlético y que juega cedido en el Salamanca, en una de tantas burlas que los clubes hacen a los reglamentos de la Federación, con la complacencia de ésta-, que tuvo la suerte de pegarle al balón mal, lo que sirvió para descolocar a Aguinaga.

Con un gol por delante y un equipo muy flojo enfrente, el Salamanca lo tenía todo a favor para ganar, pero le faltó fe. Este equipo estuvo durante las primeras jornadas en la zona de cabeza y llegó a disfrutar de cuatro positivos, pero ha perdido el ansia de victoria de aquellas jornadas. Poco a poco se fue replegando, cediendo terreno al Atlético y echando por la borda sus posibilidades. Luis sustituyó a Bermejo por Marcos, que dio alegría a la mediapunta, y el Atléticó se dispuso a buscar el empate con el poco fútbol de que dispone, pero un tanto ayudado por la timidez del rival. En el minuto 62 estuvo a punto de lograrlo cuando un lanzamiento a Rubén Cano fue frenado por una zancadilla de Enrique, con el consiguiente penalti. Pero la jugada no terminó en gol, sino en una serie de sucesos antideportivos. Rubén Cano se quedó en el suelo fingiendo dolorosos males, sin darse cuenta de que el penalti ya estaba señalado, y eso le costó una tajeta amarilla -la cuarta de la serie, lo que le supondrá el partido de suspensión-. Se levantó después y, entre gritos de «¡Indio, indio! », echó el penalti por encima de travesaño. Inmediatamente después, se encaró con Enrique, discutieron, le tiró del pelo y se enzarzaron a tortas. El árbitro expulsó a ambos.

Después, enrarecido el partido, con algo de leña por ambas partes, parecía que las posibilidades del Atlético terminarían por esfumarse, porque los minutos pasaban sin peligro en ninguna de las dos puertas. Pero, a poco del final, Ruiz consiguió rematar un balón que ni defensas charros ni delanteros atléticos acertaban a dominar. Empate final, pues, que alivia un poco la situación del Atlético, si bien las conclusiones sobre su futuro no pueden ser positivas, a la vista de su juego.

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