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Antón Cañellas, elegido presidente de los centristas catalanes en el congreso de Gerona

«No hay razón alguna para creer que Cataluña es ingobernable», manifestó ayer el presidente del Gobierno y de Unión de Centro Democrático (UCD), Adolfo Suárez, en el mitin de clausura del congreso de unificación de los partidos centristas catalanes, celebrado en Gerona. Con estas palabras, Suárez ha salido al paso de las recientes palabras del presidente de la Generalidad de Cataluña, Josep Tarradellas, quien afirmó el viernes que «el Estatuto de Autonomía hace ingobernable a Cataluña». En el congreso de clausura, Antón Cañellas fue elegido presidente del nuevo partido, denominado Centristas de Cataluña (CC-UCD), y el aspecto más importante del mismo fue la ausencia del consejero de la Generalidad Juan José Folchi, que había presentado su dimisión de presidente de UCD de Barcelona la noche anterior.

Curiosamente, todo indica, que el partido resultante de la fusión será mucho más homogéneo que lo que había sido hasta ahora la UCD catalana, dividida entre «catalanistas» y «españolistas». La desaparición de Folchi presupone la total liquidación de esta última tendencia y, consecuentemente, la homogenización y potenciación ideológica y real del centrismo catalán.Varios diputados de UCD consultados anoche no supieron confirmar ni desmentir si Folchi había incluso abandonado UCD. La mayoría de fuentes se inclinaban por considerar que, si no se había producido ya, este abandono era, cuando menos, inminente. Tampoco pudieron precisar cuál iba a ser la trayectoria personal de Folchi y sus escasos seguidores. En cualquier caso, su futuro político dentro del centrismo catalán puede darse por simplemente liquidado, habida cuenta la composición de los órganos rectores del nuevo partido.

Numerosos seguidores del pequeño partido Unión de Centro de Cataluña (UCC), que apoyó a Folchi y estuvo ausente del congreso de fusión, optaron por apartarse de la dirección de UCC e integrarse en el nuevo bloque centrista. Así sucedió con las escasas bases de UCC de Lérida y Gerona y, en menor grado, las de Tarragona. De los seguidores de Folchi dentro de UCD sólo estuvo presente en el congreso Pedro Peñalva, destacado «españolista» y, al igual que Folchi, procedente de Reforma Democrática, de Manuel Fraga. Esta presencia no tendría más explicación que una mera oportunidad.

El futuro político de los seguidores de Folchi aparecía como muy incierto, si bien con nulas posibilidades. Por un lado, existiría la posibilidad de un acercamiento hacia sectores anticatalanistas, deseosos de utilizar posibles sentimientos existentes o producidos entre la inmigración. Pero esta alternativa también aparecía en contradicción con los sorprendentes y nuevos argumentos de seguidores de Folchi, que, en claro contraste con su propia trayectoria personal, acusan a la gestación del nuevo partido de estar demasiado controlada por la organización estatal de UCD.

Interés específico tiene el hecho de que seguidores de Folchi ocupen varias concejalías en el Ayuntamiento de Barcelona, y la propia función de Folchi como consejero de Economía y Finanzas de la Generalidad. Parlamentarios de UCD afirmaron explícitamente que debían cesar en todos estos cargos. Incluso manifestaron que el concejal Carlos Güell debía abandonar sus aparentemente incompatibles funciones de delegado especial del Estado en el Consorcio de la Zona Franca y presidente del puerto autónomo de Barcelona. Este tema es de una importancia extrema, habida cuenta que en el citado consorcio apareció uno de los escándalos financieros más delicados y graves de la España democrática, por no decir el que más.

Junto a Antón Cañellas figuran en la dirección del nuevo partido todos aquellos dirigentes «catalanistas» de UCD que en estos últimos meses han sostenido enfrentamientos abiertos con Folchi.

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En la misma línea de afirmación autonómica destacó la intervención pública anoche, en la clausura del congreso, del presidente Adolfo Suárez. «Somos autonomistas por convicción», dijo el presidente del Gobierno y de UCD, «y si hemos contribuido de manera decisiva a la autonomía de Cataluña quería dejar bien claro que desde la perspectiva de UCD Centristas de Cataluña será un partido plenamente autónomo.»

«La articulación de una gran fuerza política de centro», afirmó también el señor Suárez, «significa. en primer término abrir la posibilidad de enfrentarse con éxito a los partidos de derecha e izquierda en las próximas elecciones al Parlamento catalán. »

El presidente del Gobierno calificó el acto de «importante» para Cataluña y España entera, «no sólo porque cuanto ocurre en Cataluña se proyecta sobre la totalidad de la vida pública española, sino también, y muy especialmente, porque se inicia con carácter irreversible y de manera efectiva el proceso de transformación de la estructura del Estado español, el proceso de distribución territorial del Poder estatal». A lo que añadió: «O la autonomía sirve al objetivo de la paz y de la libre convivencia entre todos los españoles con sus propias y diferenciadas singularidades históricas y socioculturales, o no podrá avanzarse en el camino de la libertad.»

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