La ponencia política de Fraga no define a Alianza Popular como centro derecha
La ponencia política que Manuel Fraga defenderá en el III Congreso Nacional de Alianza Popular (AP), que se inicia mañana en Madrid, ha abandonado la definición del partido como de centro-derecha y el calificativo de AP como similar a los partidos centristas. Esto, junto al especial ataque al Partido Comunista (véase EL PAIS del 11 de diciembre) y la ausencia de análisis respecto al papel político de Unión de Centro Democrático (UCD), son algunos de los aspectos más importantes de esta ponencia que, junto a la de estatutos, configuran los dos polos de atención del congreso aliancista.
Tras el análisis de las posiciones del PCE y del PSOE, Fraga, en su ponencia, apenas dedica atención a UCD que, «no necesita mayores comentarios», y añade que «a la vista están sus dos etapas de Gobierno, su falta de principios», para dedicar, a continuación, media docena de líneas en las que comenta algunas incoherencias parlamentarias del grupo gobernante.Esta ausencia total de análisis de lo que significa ahora y en el futuro inmediato UCD en el espectro político español, ha llamado poderosamente la atención de algunos miembros cualificados de AP, que encuentran en este punto una de las claves de la estrategia política de Fraga. Y ello pese a que -salvo variaciones de última hora- el líder aliancista ha decidido suprimir la afirmación expresa de centrismo para su partido, tras admitir algunas enmiendas a la ponencia que iban en esta dirección. Ultimamente, Fraga ha reivindicado con énfasis el espacio de centro derecha para AP.
Respecto a su propio partido, y supuesta esa renuncia a las definiciones centristas, Fraga hace un análisis que ha sido calificado de vagoroso en fuentes de su propio partido.
Comienza por tratar de evitar la polémica sobre si AP es o no de centro derecha, y advierte: «Quisiera que no nos enzarzáramos en cuestiones nominalistas» y «no nos dividamos en posicionamientos siempre relativos», para concluir que lo importante es recoger esa fuerza política que está ahí, «en un verdadero populismo como el que sugiere nuestro propio nombre».
No obstante este análisis, Fraga -volvió a insistir ayer-en unas declaraciones sobre el centro derecha: «En todas partes se va hacia el centro derecha, y nosotros también.»
Reforma constitucional
Otro aspecto importante de la ponencia es la insistencia del líder en la necesidad de reformar la Constitución, en los siguientes puntos: el concepto de nacionalidades, el sistema electoral proporcional, aspectos referidos a la familia y la educación y las que él entiende como restricciones impuestas por los partidos al control popular del proceso político.En el análisis de esta reforma hay referencias a la actuación del general De Gaulle, en 1958. Esta idea fue extensamente explicada por Fraga hace algunas semanas, en el transcurso de un coloquio, en el que mostró su admiración por la estrategia política que De Gaulle adoptó en aquella ocasión.
Para algunos observadores cualificados del propio partido, el ataque al PCE en los términos en que se plantea, tras establecer una «Iínea divisoria» para la legalidad de las formaciones políticas, el propugnar un cambio de sistema electoral y el silencio casi total respecto de UCD configuran una tesis «casi rupturista».
Algún miembro destacado del partido ha afirmado estos días: «No entiendo la estrategia de Fraga. O está en el secreto de lo que va a pasar y todos los demás lo ignoramos, o es que no sabe nada de lo que está pasando.»
La primera parte de la ponencia que defenderá Fraga está dedicada a un análisis de la situación que define con los siguientes elementos: conciencia general de preocupación; grave crisis económica; crisis social, con unas centrales sindicales marxistas a las que imputa una «actitud generalizada de reivindicación», crisis cultural, y crisis «de la misma unidad y de la identidad nacional».
En este punto, señala que la situación en el País Vasco es gravísima; en Cataluña, el tema sé plantea con menos violencia; en Canarias, existe una gran presión internacional para neutralizarla estratégicamente, y, respecto de Galicia,afirma que los fenómenos nacionalistas son minoritarios, pero radicalizados y fuertemente apoyados.
Como conclusión de todo lo anterior, Fraga habla de una auténtica crisis de Estado, que define a través del cansancio ciudadano hacia la democracia, la pérdida de credibilidad de los partidos, la situación del ejecutivo, ya que, según el ponente, «el Gobierno y su presidente carecen de todo crédito»; el rendimiento bajísimo de la Administración Pública, y una opinión pública que define como desorientada y acobardada.
El segundo gran tema del congreso aliancista se planteará en torno a la ponencia de estatutos del partido que, según todos los indicios, ha sido redactada fundamentalmente por Jorge Vestrynge, y asumida públicamente por José María Ruiz Gallardón. Al parecer, la ponencia ha recibido un buen número de enmiendas y contará, incluso, con una a la totalidad.
Uno de los puntos de fricción del sector disidente de AP era, precisamente, que a través de los nuevos estatutos se intenta, según ellos, configurar un partido fuertemente presidencialista, mientras la figura del secretario general queda relegada a mero ejecutor de sus directrices. En los últimos días, Fraga ha rechazado públicamente esta acusación.
Lo cierto es que en la baraja de. nombres para cubrir el puesto de secretario general -cargo que ocupaba Fraga hasta su dimisión- se han manejado con insistencia los de Rodrigo Rato y Jorge Vestryrige, dos jóvenes del partido sin una acusada proyección pública.
En cuanto a la vicepresidencia, nadie dudaba en los últimos días que ésta recaería en Fernando Suárez, ex ministro de Trabajo y ex vicepresidente del Gobierno Arias. Su no aceptación de la candidatura, en el día de ayer, coloca a José María Ruiz Gallardón, Luis Ortiz y Abel Matutes, como las personas con más posibilidades para acceder a la vicepresidencia.
En cuanto a los dimisionarlos, Félix Pastor, Carlos Argos e Isabel Barroso, presidente y vicepresidentes, respectivamente, hasta su marcha no se sabe si asistirán al congreso.
Por de pronto, Carlos Argos no aceptó la posibilidad de ser designado compromisario por una de las provincias asistentes. Pastor Ridruejo e Isabel Barroso sí tienen la nominación, pero dudan de su asistencia.
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