España está siguiendo el ejemplo italiano, pero con mejores resultados

El Círculo de Empresarios acaba de celebrar en Roma una reunión de trabajo en la Confindustria. Los principales directivos del Círculo, que tiene como finalidad «dar respuesta a las cuestiones que plantea hoy la economía social de mercado, la empresa y el papel del empresario en una sociedad libre y democrática», vinieron a Roma invitados por Guido Carli. Después de varias horas de diálogo con el gran experto italiano de economía y empresas, los mayores responsables del Círculo sostuvieron un «tú a tú » muy animado y dialéctico con los corresponsales españoles acreditados en Italia. Asistieron a la conferencia de prensa el presidente del Círculo, Santiago Foncillas; los vicepresidentes, Claudio Boada y Mario Caprile; el secretario general, Fernando Bertrán, y los vocales Juan Miguel Antoñanzas, José María López de Letona y Rafael del Pino.El presidente Foncillas dijo a los corresponsales que este viaje a Italia había confirmado que España está siguiendo el camino italiano. Según los dirigentes del Círculo, en el diálogo con Carli habían aprendido que el famoso Estatuto de los Trabajadores ha sido en su realización un fracaso en Italia, que la política del consenso trae ventajas económicas, pero inconvenientes políticos y que la política regional italiana ha sido más lenta que la española, pero que también se evitaron en todo momento tentaciones independentistas.

La identidad del planteamiento económico para el año 1980 entre Italia y España será total, según los empresarios españoles del Círculo. Coinciden hasta las cifras: inflación del 14% y previsión del coste del trabajo del 12%. Carli aconsejó, al parecer, a los empresarios italianos que lucharan para evitar «la burocratización de los sindicatos» y para que no pierdan la coexión con la base, dando lugar al peligroso fenómeno de los «autónomos» difíciles de controlar.

Los directivos del Círculo afirmaron que los empresarios españoles defenderán siempre a un Gobierno que les asegure «estabilidad política» y posibilidad de trabajar en un mercado de libre iniciativa. «Por eso», afirmaron, «estaríamos dispuestos, paradójicamente, a apoyar un Gobierno de izquierdas que nos diera estas garantías.»