Morena marcó su gol 499
El Rayo venció por la mínima diferencia al Athlétic de Bilbao en un partido mediocre de calidad, pero en el que fue el menos malo. De todas formas, su triunfo debió ser más claro, pues hizo las mejores cosas y hasta llegó a centrarse en su juego, algo que el Athlétic no consiguió en ningún momento, por lo que dio una sensación lamentable. Las ausencias de Dani y Alesanco también influyeron. Si al final marcó su único gol fue por un fallo defensivo rayista, y si pudo dudarse en la anulación de otro gol por fuera de juego, a continuación pareció resultar favorecido en la no señalización de un penalti a Morena. El uruguayo, sin brillar como otros días, logró su tanto 499 y perdió ahí la posibilidad de obtener el medio millar.Los comienzos del encuentro matinal no pudieron ser peores. Pasaron nada menos que veinticuatro minutos hasta que el Rayo hilé la primera jugada de entidad. Fue una doble pared entre Anero y Custodio, con centro del defensa hacia Morena, que dejó el balón para el flojo remate de Robles. Sólo diez minutos antes se había producido el primer tiro a puerta, también flojo, de Custodio. Después, un disparo cruzado y hábil de Clares mereció el tanto, y Aguirreoa, un portero muy discreto (dificilísimo sucesor de Iríbar), pasó enormes apuros para rechazar como pudo un saque de falta potentísimo, a doce metros fuera del área, de Morena. Hasta ese momento, lo poco ocurrido había que agradecérselo al Rayo. Se merecía el gol y fue justo que lo consiguiera, aunque en el minuto 32, por fin, tiró a puerta por primera vez el Athlétic. Rojo sacó una falta desde la derecha y Mora hizo una gran parada a cabezazo de Sarabia. Si no hubiera sido por esta jugada, no se habría notado que este jugador estuvo un tiempo en el campo.
El grave problema del Athlétic fue que no encontró el sitio en todo el partido. Trató de hacer un fútbol de cambio de posiciones para marcar un ritmo, pero no sólo no lo consiguió, sino que se desorientó él mismo, ante un equipo discreto como el Rayo, pero que ha encontrado de la mano de Héctor Núñez un esquema aceptable de 4-3-3. El entrenador uruguayo, además, ha dado confianza a dos hombres del centro del campo, Marian, antiguo extremo, y Robles, trabajador infatigable, que secundan bastante bien a ese eje lento, pero con calidad, llamado Custodio. El Athlétic, ante esto, se perdió más aún, porque Villar es una sombra absurda actualmente -pero lo vuelve a convocar Kubala para Chipre- y podía haber sido el único capaz de poner orden. Acabó siendo sustituido por un Bengoechea más atacante, pero también para nada. Ni él pudo con Marian, autor del primer gol, ni después Tirapu, que entró por el nulo Sarabia. A éste ni se le vio ante Custodio. El otro centrocampista, Núñez, tampoco pudo con Robles. Rojo y Argote, tal vez confirmando que son incompatibles realmente, deambularon por el campo y ni fueron centrocampistas, ni delanteros retrasados, ni extremos. Carlos fue entonces el más perjudicado, al no recibir balones ni saber siquiera dónde buscarlos. Aquello, más que un 4-3-3, 4-4-2 ó 4-5- 1. momentáneos, fue un desastre.
Pero la confirmación de que el partido fue malo de solemnidad estuvo en que tampoco el Rayo brilló en exceso, aunque dominó lógicamente y puso más empeño en el ataque con ocasiones de gol. Morena estuvo más desdibujado que otras veces, y sólo asombró en su supuesto penalti, en el saque de la falta ya citada, así como en dos balones robados y en un «túnel» hecho a Urquiaga que levantó exclamaciones entre el público. De cualquier manera, el uruguayo, que se quedó a un tanto de sus quinientos, es la verdadera atracción que le faltaba a Vallecas. El domingo bastó que Alvarito se mostrara acertado en algunas ocasiones, y especialmente en la jugada del segundo gol, para que el ariete estuviera «allí» y marcara. Incluso Clares, ya de segundón, no de protagonista como el año pasado, para lo que no vale, es útil a su lado. El Rayo está en el buen camino y también ha acertado en el fichaje de Mora, un guardameta inseguro en el Barcelona y que aquí derrocha seguridad. Eso también ha dado firmeza a la defensa, que salvo algunos fallos, como el que costó el único gol bilbaíno, es muy aceptable.
Si el Rayo, sin brillantez, pero con seriedad, se afirma cada jornada, el Athlétic demostró claramente sus horas bajas por muchos 4-0 con que haya ganado al Valencia.
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