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La contaminación en Madrid y Barcelona roza la situación de emergencia

Madrid y Barcelona rozaron ayer, si no llegaron a rebasarlo, el índice de contaminación considerado como «estado de emergencia de primer grado», muy por encima de los límites tolerables para veinticuatro horas. La consecuencia inmediata, caso de persistir la situación anticiclónica, podría ser la restricción drástica en el uso de las calefacciones, así como un severo control del tráfico en el centro de ambas ciudades.

En la capital de España, cuatro estaciones de control y seguimiento de la contaminación (Colón, Quevedo, plaza de Castilla y Fernández Ladreda) se acercaban anoche al punto rojo de los seiscientos microgramos por metro cúbico de partículas en suspensión (humos) y a los ochocientos microgramos, igualmente por metro cúbico, de anhídrido sulfuroso, producido fundamentalmente por las calefacciones. En Barcelona, los mismos índices se registraban, al menos, en dos puntos: los sensores colocados en la calle de la Cruz Abierta y en la avenida de Borbón. Estas cifras, según los baremos establecidos por la legislación vigente en España, representan aproximadamente el doble de lo tolerado.Aun cuando los gobiernos civiles de Madrid y Barcelona, a quienes corresponde legalmente tomar medidas en este sentido, pretendieron ayer restarle dramatismo al tema, un tanto a la espera de un brusco cambio de las condiciones meteorológicas -que se considera improbable en los próximos dos días-, los titulares de ambos organismos, señores Rosón y Benlloch, respectivamente, tenían anoche sobre la mesa dos disposiciones de aplicación inmediata.

Se trata de la restricción del uso de quemadores domésticos de fuel-oil, tanto públicos como privados, a sólo diez horas diarias (desde las doce del mediodía a las diez de la noche) y de una actuación contundente sobre la circulación de vehículos privados en el centro de ambas poblaciones. Esta actuación -que iría paralela a una campaña de concienciación ciudadana- supondría un severo control del aparcamiento en todas las vías céntricas, con el fin de restringir el uso de los turismos privados. Este paquete de medidas puede incluir la prohibición de que circulen vehículos diesel particulares.

Una tercera medida, ésta a medio plazo, consistiría en la obligatoriedad de que transportes públicos y taxis utilicen GLP (gases licuados de petróleo). Medios solventes manifestaron a EL PAIS que en España la legislación en esta materia es excesivamente tolerante y, cuando menos, desfasada. En el proyecto de ley de medio ambiente, que el Gobierno prometió enviar al Parlamento en el mes de diciembre próximo, se espera que haya una drástica reducción de los índices tolerables para una sola jornada en cuanto a humos (actualmente situados en trescientos microgramos por metro cúbico), que podrían situarse en torno a los cien microgramos, medidas más acordes con las leyes europeas actuales.

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