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La Real recoge el fruto de un trabajo bien hecho

La vieja política del Athlétic de Bilbao de no utilizar más que jugadores nacidos en alguna de las tres provincias vascas o en Navarra ha sido modificada por la Real, que le ha dado un carácter más integrador: sólo utiliza jugadores que se hayan formado futbolísticamente en Guipúzcoa, sin importarle dónde han nacido. En su actual plantilla, naturalmente, predominan los guipuzcoanos, pero también los hay de fuera de la provincia, incluso de fuera de Euskadi. Los hermanos Murillo son extremeños, hijos de trabajadores emigrantes. Diego, medio derecho del equipo titular, es gallego, hijo de emigrantes también. López Ufarte, la gran estrella junto Ion Arconada, nació en la localidad hoy marroquí de Fez, donde su padre trabaja en misiones consulares; un posterior traslado a Pau del padre del jugador, cuando éste aún era un niño, permitió que la familia se instalase en Irún, donde el joven extremo se hizo futbolista.Apoyo a todos los clubs

La Real aparta una importante partida de su presupuesto, 35 millones, para la promoción del fútbol en toda Guipúzcoa. Cada año entrega una cantidad a los clubs de la provincia de las categorías inferiores, o incluso les pasa jugadores formados en sus juveniles. Los clubs, a cambio, le ceden sus mejores jugadores. La Real es una causa común para todos los clubs guipuzcoanos, y nadie pone pegas a que el primer equipo donostiarra, por el que se sienten representados, se quede con los mejores. El fútbol playero, fuente de futbolistas, es objeto también de cuidado y mimo por parte de la Real, que sabe fomentar esta variante del fútbol, a través de la cual se aficionan muchos niños guipuzcoanos.

Lo de menos el primer equipo

En realidad, el primer equipo es lo de menos en la filosofía del club. El trabajo se ha hecho antes, al facilitar a los niños y adolescentes la práctica de este deporte. Con los mejores hace un primer equipo que da espectáculo, les paga como a profesionales que son, y recauda dinero con el que mantener esa política.

Y, sin embargo, se diría que una política así es rentable, sobre todo para tener un gran equipo. La Real ha demostrado que rinden más 35 millones utilizados cada año en una cantera bien pensada que en fichar a un presunto fenómeno.

De los actuales componentes de la plantilla de la Real, casi todos se han formado como jugadores en el Sanse, en el que algunos empezaron y al que otros llegaron aún a edad juvenil. Las únicas excepciones a esto son López Ufarte, formado en el Real Unión de Irún, y Diego, del Eibar. Amiano, que llegó del Salamanca con la carta de libertad, es un veterano formado en la Real y que pasó por el Español antes de ir al club salmantino. El y Satrústegui son los únicos navarros del equipo; Uralde, un delantero reserva, es de Vitoria; el resto, y a excepción de los nacidos fuera de tierra vasca y citados más arriba, es de Guipúzcoa, sea del mismo San Sebastián o de pueblos de la provincia.

La política de la Real de renunciar sistemáticamente a gastar dinero en fichajes tiene el respaldo unánime de todos los estamentos del club. Ningún aficionado vería con agrado que se alterase esta línea y que el primer club donostiarra desviase dinero para traer hombres de fuera. De sus 14.000 socios, una tercera parte vive fuera de San Sebastián, en alguna de las ciudades de la provincia, y comparten el amor por el equipo local con su condición de hinchas de la Real, auténtica representación del fútbol guipuzcoano.

Traspasos

Pese a sus presupuestos ajustados, la Real no puede estar a salvo de los problemas económicos, pero también la cantera le ha salvado de ellos. Su facilidad para «fabricar» porteros de garantía le ha servido para traspasar en un pasado relativamente reciente a cuatro especialistas de este puesto, todos ellos vendidos por mucho dinero y a clubs de prestigio: Zubiarrain, al Atlético; Esnaola, al Betis; Artola, al Barcelona, y Urruticoechea, al Español. Además ha traspasado a otros hombres menos importantes, como Araquistain al Sevilla; Muruzábal, al Español; Cendoya, al Almería, y Esnaola, al Burgos. Todo ello sirve para equilibrar el presupuesto.

El caso de los porteros es realmente extraordinario. Es raro que un club pueda permitirse un ritmo de traspasos de hombres en un mismo puesto como el que mantiene la Real, que además ha sabido quedarse con el actual número uno de España, Arconada. Este tiene su explicación para el caso: «Puede ser que la playa ayude, como dicen, a formar porteros, pero yo creo que el mayor secreto es Javier Expósito, el entrenador del Sanse desde hace muchos años, por lo menos quince. Es un entrenador que sabe lo que tiene que ser un portero y lo que tiene que enseñarle a un joven con condiciones. Si vales para la portería y caes en sus manos, sales adelante, seguro. Yo he tenido la gran suerte en mi vida de topar con él. » Arconada, portero de la selección, es el menos goleado de Primera, y una de las bazas importantes en esta Real que es hoy líder: en cinco salidas no ha encajado más que dos goles, uno de ellos de penalti. La Real puede ir tranquila a cualquier campo gracias a él: «Evidentemente, estoy en un buen momento. Lo importante es mantenerme así.»

Artola y Urruti, los dos hombres que le precedieron en el puesto, ganan más dinero que él gracias a la oportunidad que tuvieron de salir del equipo. Respecto a la posibilidad de seguir el mismo camino, Arconada se muestra cauto: «Es prematuro hablar de eso; desde luego, la Real no es de los clubs que mejor pagan; yo diría que está en la segunda mitad de la tabla en eso. Ahora dejará de tener validez el derecho de retención, pero no sé si me marcharé. Evidentemente, todo tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Lo interesante en la vida, desde luego, es progresar, y si me marchara lo haría quizá más pensando en una mejora deportiva que en una mejora económica.»

Un criterio distinto es el de Gaztelu, el más veterano de la plantilla, hoy suplente de elementos más jóvenes. Llegó a jugar en la selección española, y la Real rechazó importantes ofertas por él: «A los veintitrés años me hubiera querido ir a algún club en el que pudiera ganar más dinero y más títulos, pero ahora echo la vista atrás y me doy cuenta de que no hubiera hecho bien. En la vida no importa sólo el dinero. Yo estoy en casa, entre mi gente, y así soy feliz. Llevo catorce años en la Real y pienso que hubiera sido triste marcharme. Por lo que hablo con compañeros que se fueron, sé que en sus nuevos clubs no han disfrutado del mismo ambiente que vivimos aquí.»

Un nuevo campo

Atocha, el viejo campo, sólo admite 28.000 espectadores. Comenzaron las obras para hacer uno nuevo en Zubieta, que tendrá capacidad para 35.000, ampliables a 50.000. Aunque el promedio de espectadores por partido no pasa al cabo de la temporada de 22.000, en el club confían en que la gente acudiría en mayor número a Zubieta, porque Atocha, con ser un campo bonito, con gran sabor, es incómodo y anticuado. Pero la construcción de Zubieta está detenida por el momento, porque el Ayuntamiento no quiere hacerse responsable del crédito necesario para seguir adelante con las obras, y la Real tampoco está en condiciones de hacerlo. La ciudad renunció al Mundial por este problema, y todo hace pensar que Atocha, de propiedad municipal, seguirá siendo útil durante algún tiempo, con lo que las recaudaciones de la Real habrán de seguir siendo limitadas. Con el campo a tope y en jornada económica, la Real recaudó hace poco, con la visita del Madrid, dieciséis millones. El Madrid, con el que alterna en la tabla, puede ingresar cincuenta en esas mismas condiciones. En un futuro próximo quizá tenga que recurrir de nuevo a los traspasos para buscar dinero con el que seguir su tarea.

Entre tanto, la Real tiene un equipo fuerte, que ha ido a más en los últimos tiempos. Desde su último ascenso, hace doce años, ha conseguido primero asentarse en la categoría y después convertirse en uno de los equipos de más tronío de la misma. Sus hombres nutren a la selección y, hoy por hoy, es líder.

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