El árbitro, agredido en Granollers
El sábado, en Granollers, el árbitro principal del encuentro Areslux-Tempus, Ballesteros, recibió al término del partido un puñetazo que le dejó sin conocimiento. Hubo invasión masiva de la cancha. Siete días antes, otro árbitro, Bagué, intuyó que podía pasar algo parecido y suspendió el Mollet-Manresa. Bagué fue sancionado por el Comité «por no haber agotado los recursos suficientes antes de suspender el partido». El Comité, con su actitud, ha sido, sin duda, el «provocador» de lo que le pasó a Ballesteros.En EL PAIS del viernes día 9 se acusaba al Comité de propiciar estos incidentes y de que en lugar de prevenir, curaba, al mismo tiempo que se señalaba lo improcedente de la sanción al árbitro Bagué. Ahora, el Comité ha quedado en evidencia y, posiblemente, intentará tapar sus errores -muchos y desde hace mucho tiempo, con multas ridículas y continuos apercibimientos absurdos y contemporizadores- con drásticas medidas que en ningún modo evitarán el puñetazo que recibió Ballesteros.
El estamento arbitral debe plantearse seriamente el tema y llegar donde haga falta para, saberse, si no protegidos, si, al menos, amparados por un Comité que sepa de qué va la cosa. Si las normas por las que se rigen no tienen otra interpretación posible y en ello razonan su postura, es evidente que habrá que cambiarlas urgentemente.
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