Pocos titulares y muchos suplentes
El Athlétic siempre tuvo el arco bien cubierto por un hombre de plena confianza de la afición. La prueba de ello es que los porteros del Athlétic que suenan a lo largo de su historia son pocos, muy pocos. Todos ellos se mantuvieron en el arco muchos años, y relegaron a hombres de gran talla.Tomando como referencia el primer campeonato de Liga, en la temporada 1928-29, nos encontramos con Blasco -el eterno segundo de Zamora en la selección-, que se mantiene hasta la guerra civil. Tras él, se aburrió muchos años Ispizúa, y a Vidal y Ramos también les tocó esperar.
Después de la guerra, el marco fue para Echevarría, aunque sólo por tres años -es el único que rompe con la tradición de estar un mínimo de diez-, y en la temporada 1942-43 es desplazado por un portero importante, Lezama, que posterga durante muchos años a hombres como el propio Echevarría, Varela, Rivero, Vicente, Arruti, Molinuevo, Maguregui y Cayetano.
En la temporada 1950-51 aparece un muchacho entonces jovencísimo, Carmelo Cedrún. Durante dos temporadas alterna con Lezama, que termina quedando como suplente durante cuatro más. Carmelo-será titular indiscutible hasta la 1963-64, a costa del propio Lezama, de Jesús, Iraragorri, López, Ibarreche y Javier Echevarría.
Por fin, en la 1962-63 llega Iríbar, que tarda un año en sentar en el banquillo a Carmelo, que después se marcha al Español. Tras Iríbar han estado el propio Javier Echevarría, Zamora -que se marchó al Hércules-, Deusto -que triunfó en el Málaga y el Hércules, pero no dejó de ser suplente de Iríbar, aunque ya sólo en la selección, con la que llegó a jugar alguna vez-, Marro -que se fue al Valencia y luego al Osasuna-, Santamaría -triunfador en el Santander y en el Cádiz-, Zaldúa y Aguirreoa, entre otros.
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