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Resuelta la crisis municipal de Madrid

Los tres partidos políticos con representación en el Ayuntamiento de Madrid llegaron ayer a un acuerdo de principio en el conflicto que desde hace más de un mes vienen manteniendo en torno a la composición y representatividad de las juntas municipales de distrito y que ha supuesto la paralización de los presupuestos extraordinarios de la Gerencia Municipal de Urbanismo, toda vez que los concejales de UCD se han negado por tres veces seguidas a asistir a los plenos en que deberían haber sido aprobados los citados presupuestos.

El acuerdo fue posible después de una reunión mantenida a primeras horas de la tarde de ayer en el despacho del alcalde, Enrique Tierno, una vez finalizada la reunión habitual de la comisión permanente del Ayuntamiento. A dicha reunión asistieron, además del alcalde, los portavoces de los tres partidos, señores Puerta (PSOE), Tamames (PCE) y Alvarez (UCD), además del segundo de este último, señor Alvarez del Manzano.En síntesis, el acuerdo contempla, por un lado, el desarrollo del decreto de la alcaldía de Madrid sobre la composición de las juntas de distrito, en el cual se reconoce expresamente que en todos ellos habrá un presidente concejal, además de tres vocales concejales y tres vocales representantes de los vecinos, con lo que el principio de la representatividad exigido por UCD, como condición previa, queda a salvo, toda vez que será mayor el número de representantes de la Corporación que el de los vecinos. Al mismo tiempo, la coalición PSOE-PCE, que gobierna la Casa de la Villa, pone a salvo su condición previa de que antes de cualquier resolución era indispensable que los concejales ucedistas asistieran al próximo pleno extraordinario, en que serán sometidos nuevamente a votación los presupuestos especiales de la Gerencia Municipal de Urbanismo.

El punto medio de la negociación consiste en que el decreto que desarrolla la composición de las juntas será dado a conocer oficialmente en el mismo pleno extraordinario, sin que la coalición de izquierdas haya aceptado la exigencia de UCD, consistente en la celebración de un pleno anterior en el cual se rectificara el citado decreto del alcalde.

El acuerdo llega en un momento en que el conflicto del Ayuntamiento de Madrid había trascendido ampliamente los límites de la Casa de la Villa y era objeto de negociaciones y contactos cruzados a todos los niveles, sin que fuera ajeno a todo ello el Parlamento, donde dentro de tres días tendrá entrada el proyecto del Gobierno de la nueva ley de Régimen Local, que deberá suponer, en teoría, la abolición de la mayoría de dos tercios necesaria en los ayuntamientos para definir cuestiones relacionadas, entre otras cosas, con los presupuestos.

Del mismo modo, la negociación supone para el alcalde de Madrid la recuperación del protagonismo que le había sustraído el gobernador civil de Madrid, Juan José Rosón, que había actuado como mediador entre José Luis Alvarez, Alonso Puerta y Ramón Tamames, con lo que al final se ha logrado en principio que el asunto municipal vuelva al viejo caserón de la plaza de la Villa y se evite la estatalización del problema, que sólo atañe a los problemas municipales madrileños, aunque, justo es reconocerlo, tenga connotaciones estratégicas globales por mucho que lo desmientan los partidos interesados.

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Aunque el grupo de concejales de UCD que dirige José Luis Alvarez no haya logrado arrancar por escrito una modificación del decreto de la alcaldía -condición previa para UCD-, el final de la crisis tiene tres vertientes claras. Por un lado, el apuntalamiento de la figura de José Luis Álvarez (verdadero triunfador de la crisis) en el seno del Ayuntamiento y en su papel de oposición -papel que había estado seriamente deteriorado desde la llegada a la Casa de la Villa de la coalición de izquierdas- El grupo de UCD arrancó en la negociación seis presidencias de juntas de distrito en contraste con las tres que le ofrecía la coalición PSOE-PCE. Por otro, se dibuja la figura del portavoz socialista Alonso Puerta como el gran perdedor de la crisis, en un momento en que el actual secretario general de la FSM necesita apoyos exteriores para su reelección al frente del PSOE madrileño, que tendrá lugar en la celebración del congreso socialista provincial, en diciembre próximo. Y, finalmente, recupera su puesto de árbitro de figura del alcalde, a quien presumiblemente se le ocultaron las negociaciones de Puerta y José Luis Álvarez con Juan José Rosón -Puerta asistió en cuatro ocasiones a reuniones convocadas por el gobernador civil con Alvarez y otros concejales ucedistas, a una de las cuales asistió Tamames en representación del PCE-, de la misma forma que apenas tuvieron conocimiento de lo tratado los directivos municipales del PSOE a nivel nacional.

Todo ello, por mucho que Enrique Tierno declarara ayer, sin que fuera solicitado, que Alonso Puerta tiene toda su confianza, que nunca han estado tan unidos y que le ha dado amplias muestras de lealtad, y que se las sigue dando. Palabras textuales. La crisis -la primera- ha pasado por la Casa de la Villa sin que presumiblemente salga nadie deteriorado. El PCE y Tamames seguirán sabiendo jugar limpia y favorablemente la baza Puerta, y la UCD la baza de la cautela. La nota anecdótica la puso una vez más Alonso Puerta, cuando, después de las declaraciones de apoyo del alcalde hacia su persona, dijo: «El profesor y yo somos una unidad de destino en lo universal», para ser corregido afectuosamente por el alcalde, que remachó: «Somos una unidad de destino en lo administrativo.»

Alonso Puerta, en una conversación informal con los periodistas, señaló que cualquiera que hable de crisis y malos entendimientos en el grupo de concejales del PSOE está mintiendo, y que el decreto del alcalde no sólo es constitucional, sino que está de acuerdo con la ley especial de Madrid.

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