Abel Cádiz se proclamó presidente de UCD de Madrid en medio de un gran alboroto
La elección del comité ejecutivo de Unión de Centro Democrático (UCD) de Madrid se efectuó ayer en medio de un gran alboroto, con gritos de fraude por parte de un sector de los delegados. La candidatura encabezada por Abel Cádiz, que contaba con el apoyo teórico del aparato nacional de UCD, se proclamó vencedora por sólo dos votos de diferencia sobre la candidatura presidida por el senador Armando de Benito. Tres papeletas favorables al señor De Benito, que le hubieran dado la victoria por un voto de diferencia, fueron declaradas nulas por irregularidades formales.
La segunda asamblea provincial de UCD se inició a las diez de la mañana, en el Colegio Mayor Pío XII, de Madrid, sin que estuvieran aún decididas las candidaturas que concurrirían a la elección. Los delegados aceptaron, por aclamación, la única candidatura que se presentó para presidir la mesa, encabezada por la diputada Carmela García Moreno, y dedicaron la mayor parte de la mañana a ultimar las negociaciones de cara a las listas para el comité ejecutivo. Armando de Benito, que había anunciado doce horas antes su retirada, rectificó y se presentó corno candidato a la presidencia de UCD-Madrid, con José María Fluxá, director general de Acción Territorial y Urbanismo, corno posible secretario general.En la lista encabezada por Abel Cádíz y Jaime Cortezo también se introdujeron modificaciones de última hora. Luis Angel Sánchez-Merlo, secretario general adjunto del Ministerio para las Relaciones con las Comunidades Europeas, que había quedado fuera, fue repescado en el puesto sexto a petición de Antonio Santillana, uno de los promotores de la candidatura del señor Cádiz.
Minutos antes de que se cerrara el plazo para la admisión de candidaturas, Joaquín Satrústegui, diputado liberal, aceptó presidir una tercera lista, con Jaime de Urzaiz, como segundo.
Los tres cabezas de lista dirigieron unas palabras a los delegados. Abel Cádiz, presidente de UCD de Alcalá de Henares, se limitó a decir que, independientemente de cuál fuera el resultado de la elección, «todos hemos ganado, porque hemos participado en un proceso de democratización del partido».
Armando de Benito, conocido como «el senador del Metro», por haber realizado parte de su campaña a la Cámara Alta en andenes y vagones, dijo que su candidatura procedía de un auténtico debate interno en el seno de UCD de Madrid, y que el partido debía cumplir fundamentalmente su objetivo en la sociedad española como «escuela de democracia». Afirmó que en UCD hacía falta «pedagogía de la confianza», «porque siempre nos hemos mirado unos a otros de reojo», y se enorgulleció de presidir una lista «desvalida de toda apoyatura». «No traemos muñecos de guiñol», insistió, y se lamentó de que el proceso de celebración de la asamblea centrista no hubiera sido, a su juicio, «suficientemente democrático».
Joaquín Satrústegui provocó pitidos y gritos de desaprobación cuando manifestó que UCD de Madrid debía estar presidida por una persona que fuera conocida en toda España, independientemente de otras consideraciones. «Esta mañana he llegado aquí y me he dado cuenta de que las candidaturas presentadas no respondían a las aspiraciones de un sector de la asamblea. Me han dicho que iban a votar en blanco y yo creo que eso es un error», añadió.
El diputado liberal dijo que los parlamentarios de UCD por Madrid no debían temer perder una elección dentro del partido e insistió en José Pedro Pérez Llorca, Manuel Villar Arregui o José Luis Alvarez, que debían haber presidido una lista. «Es decir, cualquiera cuyo nombre pueda ser conocido en Barcelona.» El señor Satrústegui negó que el proceso de formación de candidaturas hubiera sido tan participativo como afirmaban sus oponentes» «El partido ha ignorado, en general, este proceso, y sólo se han interesado los que participaban directamente en las candidaturas», terminó.
Efectuada la votación, se hizo público el recuento y se originó un fuerte alboroto. La lista de Abel Cádiz obtuvo 303 votos, la de Armando de Benito, 301, y la de Joaquín Satrústegui, 88. Dieciséis votos se emitieron en blanco y cuatro fueron declarados nulos. Dado que tres de las papeletas anuladas apoyaban al señor De Benito y que podían dar la vuelta al resultado, la mesa se retiró a deliberar un largo rato para, finalmente, confirmar la invalidez de dichos votos. Según explicó Carmela García Moreno, dos habían utilizado papeletas impropias, y en otra figuraba el nombre Marmando; la cuarta suponía un voto para Pedro Satrústegui. La decisión fue acogida con muchas protestas, y mientras un sector de los delegados gritaba «Abel, Abel», otro contestaba «Fraude». El señor Cádiz se dirigió apresuradamente al lugar en el que se encontraba Armando de Benito y le saludó afectuosamente mientras proclamaba en voz alta que «UCD es un partido integrado».
Por su parte, Armando de Benito manifestó que pensaba impugnar las elecciones y que su candidatura había tenido que luchar, no sólo contra las listas oponentes, sino también contra la superestructura del partido y contra el gigante Goliat.
A la espera de la resolución del recurso mencionado, el comité ejecutivo de UCD-Madrid ha quedado integrado, de acuerdo con el sistema electoral proporcional, del siguiente modo: presidente, Abel Cádiz; secretario general, Jaime Cortezo (ex dirigente de Izquierda Democrática); vocales, Félix González Prados, Antonio Santillana, Antonio Dionis, Luis Angel Sánchez Merlo, Serapio Calvo, Virginia Rodríguez Sahagún, Luis Yubero, Enrique Sánchez y José Antonio Pérez -todos ellos componentes de la lista del señor Cádiz-, y Armando de Benito, José María Fluxá, Antonio Tello, Francisco Ruiz, Salvador Cardenete, Pedro Antonio Martín y María Antonia Ortíz, miembros de la candidatura que quedó en segundo lugar.
El desarrollo de la asamblea fuéseguido por tres ministros del actual Gabinete, todo,- ellos diputados por Madrid: Leopoldo Calvo Sotelo, titular de Relaciones con las Comunidades Europeas; José Pedro Pérez Llorca, ministro de la Presidencia, y Antonio Fontán, titular de Administración Territorial.
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