Inexplicable ausencia del baloncesto español en la Universiada
El baloncesto, uno de los deportes de equipo que más triunfos internacionales, tanto a nivel de clubs como, sobre todo, de selección, proporciona a España, no estará representado en la próxima Universiada ni en categoría masculina ni en femenina. La Federación Española tenía previsto que la representación corriera a cargo de los sub-23 y la selección absoluta, respectivamente. Han sido varios los argumentos expuestos, pero ninguno concreto ni con fuerza suficiente como para justificar esta grave ausencia.
En el proceso de eliminación del baloncesto para acudir a la Universiada se produjeron contradicciones y alguna inconsecuencia fáciles de explicar. Con los dos equipos ya trabajando en sus respectivas concentraciones corrió como la pólvora el rumor de que Marisol Paino, una de las seleccionadas, sería eliminada del equipo por haber hecho declaraciones en el sentido de que cobraba un dinero por jugar. Por un lado, no es la única, ni mucho menos, y, por otro, días antes, el presidente de la Española, Segura de Luna, se reunió con los sub-23 en Castelldefells para «justificar» que, debido a los presupuestos y demás, en esta ocasión no habría apenas dinero para ellos, con lo que daba por sentado que los «universitarios» habitualmente, no sólo en sus clubs, lo que se da por sentado, sino en la selección, también se llevan un dinero.Si no podía ir Marisol Paino tampoco podía hacerlo casi ninguno de los sub-23 ni casi ninguno de nuestros atletas en otras modalidades. Esto, si se habla de dinero, y si se habla de cumplir los requisitos académicos, nadie ignora que, a cierto nivel, es muy fácil conseguir, pese a la selectividad, una matrícula universitaria. La última inconsecuencia, llena de buena fe y también de miedo a las censuras que asomaban en los medios informativos, la cometió la FEDU (Federación Española de Deporte Universitario), que desde hacía tiempo sabía que el baloncesto estaría representado por esos sub-23 y dejó que hiciera su programa de preparación sin oponer absolutamente nada.
Al explicar una serie de razones, a través de las cuales se vio claramente que no había razón, no sólo se dijo que los sub-23 no reunían las condiciones necesarias, sino que no había dinero suficiente para ellos y las chicas. Parece que se trataba de unos dos millones de pesetas que el Consejo Superior de Deportes no pudo facilitar de esos veinticinco que recibe diariamente de las quinielas y que, en vez de ir destinados a que se acuda a una Universiada, van a parar a la interminable nómina de Martín Fierro.
Según esta regla de tres, tampoco se podría acudir a los Juegos Olimpicos, y después de esto cabe esperar que así se haga, por lo menos en lo que a baloncesto se refiere. Claro que, puesto a ser puritanos, un atleta que se atreve a decir que le dan 30.000 pesetas, como es el caso de Antonio Páez, tampoco podría ir.
Resulta que el baloncesto, que tiene fama de falsear el amateurismo en los equipos de élite y, por su puesto, en la selección absoluta, donde más triunfos obtiene es en categorías inferiores. Desde hace varios años, es decir, en los últimos Campeonatos de Europa, tanto la selección juvenil como la junior nunca se bajaron del podio, y aquí no cabe hablar de dinero ni de que haya nacionalizados que ayuden. Entonces, en vista de que el baloncesto es un deporte que cuida su base, se le deja en la cuneta y precisamente en dos categorías importantes, las sub-23, por lo dicho de la promoción; la femenina, porque a las chicas se las lleva prometiendo desde hace unos cuantos años que se les iba a prestar atención, y ahora que la Española se había decidido, vienen otros y les cortan las alas.
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