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Mayor debilidad

La pesadez y falta de operatividad, que se han constituido en elementos habituales en nuestro mercado, experimentaron ayer un incremento como consecuencia de una mayor presión vendedora, que empezó actuando en los primeros corros eléctricos y que se extendió hasta el grupo bancario, produciendo una contracción del escaso dinero existente, que rebajaba sus límites y, en cualquier caso, actuaba con cautelas.Y es que a pesar de que, según los especialistas, existe un buen número de valores en los cuales, aunque no fuese más que por la rentabilidad por dividendo, resultaría atractiva la inversión, la incertidumbre en la que parece congratularse en sumir al país el equipo económico del Gobierno pesa mucho sobre las decisiones compradoras, que, en general, se aplazan para más adelante, sobre todo cuando, día a día, se constata que no se va a perder ninguna gran oportunidad y que, por el contrario, la compra dentro de unas jornadas sin duda se realizará a precios más ventajosos.

Estas premisas, a las que hay que sumar las cifras negativas que ofrecen los avances sobre la exportación de automóviles o el descenso de turistas llegados en relación con el año anterior, no resultan el marco más idóneo para hacer pensar en un cambio brusco en la tendencia.

Así, las sesiones resultan prácticamente calcadas, con deseos vendedores mayoritarios en los distintos corros, que se diluyen, después de hora, en un intento de presentar unos cierres algo mejor encarados.

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